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El desarrollo de las redes sociales es un proceso de no retorno, un cambio que modifica la manera de relacionarse entre las personas y que no se puede obviar, ni por reparos tecnológicos ni por prevenciones justificadas. La Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales se dedica este año a las redes sociales. El Papa emérito Benedicto XVI es quien ha elaborado el documento, en el que valora las oportunidades que ofrecen para extender el mensaje de Jesús, que se adapta a las nuevas formas de expresión y que por ello no pierde, sino que ha de ganar, fuerza y actualidad en su contenido. El buen uso de las redes exige responsabilidad. De hecho, no serán distintas a lo que es la sociedad, por lo tanto si las personas ponen el acento en sus valores humanos, las redes son una excelente plataforma para compartirlos. El anonimato ha provocado a menudo un uso perverso. Tampoco ha de substituir nunca el encuentro personal. Otro aspecto es que las redes facilitan la comunicación pero en algunas ocasiones deforman la información. Por eso, navegar por la red requiere ser exigente con los contenidos, dar importancia a los valores, no permitir que se coarte la libertad, y respetar la de los demás. La tecnología es una herramienta y lo que importa es la autenticidad de las personas que la utilizan.