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Más que amigos sois familia". Así se dirigía un emocionado Joan Pons Álvarez a Amics de s'Òpera en el transcurso del sentido homenaje que esta entidad le rindió el pasado viernes en el Teatre Principal y con la que el barítono ha mantenido una estrecha relación. Desde que en julio del pasado año el cantante menorquín anunciara su retirada profesional de los escenarios ha ido recogiendo numerosas muestras de afecto y reconocimiento de todo el ámbito operístico nacional e internacional. Pero esa noche fue especial. Estaba en su casa. Tras la magnífica representación de "Madama Butterfly", en la que volvió a dar una lección magistral, llegó el momento, no del adiós, sino de un hasta siempre. El coliseo mahonés, lleno a rebosar, se vino abajo cuando el público puesto en pie y con un atronador aplauso quiso transmitir su gratitud y cariño a una figura irrepetible, que a pesar de estar considerado como uno de los mejores barítonos dramáticos rezuma una sencillez y humildad que le hace todavía más grande. Con más de 40 años de exitosa carrera profesional y aclamado en los principales teatros del mundo, Joan Pons ha sido también profeta en su tierra. Se despidió con un "vos estim". En el emotivo acto quedó claro que el sentimiento era mutuo.