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El Gobierno y las comunidades autónomas han abierto un debate sobre el déficit por autonomías que amenaza con cuestionar desde la cúspide el sistema que contempla la Constitución. Mientras unos defienden que todas las comunidades cumplan el mismo objetivo de déficit y que eso condicione la financiación, otros, entre ellos el presidente Bauzá, son partidarios del déficit asimétrico, que reconozca el esfuerzo realizado y la situación de cada comunidad. En Balears se ha reducido en 2,5 puntos, pasando del 4,2 al 1,8 por ciento, aunque se ha incumplido el objetivo del 1,3. Tiene sentido la comparación realizada por el presidente balear con Europa, que establece objetivos diferentes para cada país. En el otro plato de la balanza se sitúa la aportación económica de cada región en cumplimiento del principio de solidaridad. Si Balears hubiera recibido la media de financiación estatal, el déficit habría sido del 0,95 por ciento, la mitad con que se ha cerrado 2012. Las discrepancias entre las comunidades son lógicas porque cada una defiende sus propios intereses. La realidad no es la misma que cuando se inició la construcción de las autonomías. No hay que incrementar las desigualdades pretendiendo eliminar las diferencias y sin contar con un nuevo sistema de financiación.