TW
0

Para el PP y sus fans, la aplicación del decreto de Tratamiento Integral de Lenguas (TIL) en las aulas tiene la coartada perfecta. ¿O usted no quiere que sus hijos tengan un mejor nivel de inglés? Sí, sí, claro que quiero. Solo faltaría. Pero es que también quiero que lo tengan en matemáticas, plástica y educación física, como también quiero que sean magníficos deportistas, buenas personas y no fallen ni una en "Atrapa un millón". Muy hábilmente, el TIL exhibe la bandera británica y esconde la que en realidad importa, que es la rojigualda. Porque lo que subyace en esta decisión, como en otras, es la pretensión de colar más clases en castellano, echando por tierra un sistema lingüístico de enseñanza que ha sido exitoso. Esto entristece más que indigna, porque hay que aceptar el dictado de las urnas y el PP no hace más que seguir con la persecución del catalán, que niega pero nunca ha escondido. Lo que sí cabrea es la tortura a la que se somete a un colectivo docente insuficiente, desorientado ante tanta improvisación, ante tantos cambios absurdos de corte ideológico, y con una preparación que no alcanza para manejar el "inglish pitinglish" sin titubeo alguno. Porque, o el maestro habla tan fluido como Beckham o se va a frustrar, se centrará en como habla más que en lo que dice, el niño no va a entender nada y no va a aprender bien inglés ni matemáticas. ¿Que los docentes deberían dominar mejor la lengua de Shakespeare? Sí, y Rajoy también. Pero la realidad es la que es. Es curioso que un Govern que se ha cansado de recortar y eliminar prestaciones con el argumento de que los recursos son los que son, de que no se puede hacer más con lo que se tiene, no aplique este mismo criterio en los colegios, y les exija que cumplan un ideológico TIL que está muy por encima de sus posibilidades reales.