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Cuando un turista llega a Menorca acumula distintas sensaciones. Ha elegido la Isla por una recomendación, el trabajo promocional de administraciones, patronales y establecimientos hoteleros, la oferta complementaria y por la imagen que ha visto en los folletos. El viajero llega al Aeropuerto donde le espera un autobús que le llevará a la "casa" donde pasará los días tan esperados a lo largo del año . Todo el trabajo previo realizado para atraer a los visitantes se complementa con el impacto que recibirá de la zona residencial. A la calidad del hotel o apartamento, la playa, las actividades... se ha de sumar el entorno donde pasará buena parte de su estancia. Y ahí es donde cada año PIME pone el acento: en las carencias que todavía tienen las urbanizaciones. El análisis de la patronal es poco alentador. Aspectos como la limpieza, alumbrado, señalización, aparcamientos, zonas verdes, carreteras... siguen siendo una asignatura pendiente, que este año se ha agudizado por la menor inversión realizada por los ayuntamientos. La postal de 2013 ya no se puede cambiar, pero debería ser una de las prioridades para la próxima temporada. El estado de los núcleos vacacionales es un factor a tener muy en cuenta que influirá en el grado de satisfacción que se lleven los turistas. Los deberes están muy claros.