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En muchas zonas turísticas mediterráneas está floreciendo un nuevo tipo de residente extranjero. Se trata del residente profesional al que las nuevas tecnologías le permiten realizar su trabajo desde cualquier lugar del mundo sin necesidad de requerir su presencia física en unas determinadas oficinas.

Así vemos como acreditados profesionales liberales se instalan en zonas turísticas tan conocidas como La Costa Azul, La Provenza, Mallorca, La Costa Brava, La Costa del Sol, etc. Este sector social requiere dos condiciones básicas para poder asentarse en un determinado lugar: disponer de buenas comunicaciones aéreas con su metrópoli de origen y poder educar a sus hijos en las mismas condiciones y en la lengua en que lo podrían hacer en sus propios países. Es por eso que en las zonas citadas proliferan tanto los Colegios internacionales en inglés / alemán, etc.

Esta semana un conocido empresario argentino relacionado con nuestra isla, Martín Varsavsky, abogaba por superar los localismos para internacionalizar nuestra isla.
Nada diferente a lo que venimos defendiendo desde esta columna desde hace años. Por otra parte también hemos leído la noticia de que un inversor ruso, Nikolai Smolensky, afortunadamente inasequible al desaliento, y también relacionado con Menorca, insistía en la creación de un colegio inglés en la isla para poder dar a sus hijos (y al de todos los profesionales que pudiesen elegir la isla como residencia habitual) así como a todos los niños menorquines que lo quisieran, una educación similar a la que pudieran tener en cualquier metrópoli europea.

Las dos informaciones se cruzan. Menorca puede reunir las condiciones necesarias para atraer a este tipo de nuevo residente (que complementaría al residente jubilado ya conocido) si autoriza y facilita la fundación de ese centro educativo imprescindible para quienes requieren un tipo de educación no adscrita a ninguna ideología localista. La posibilidad de esta nueva oferta educativa no va contra nada ni contra nadie sino que viene a complementar la existente. Oponerse a ella con argumentos ideologizados es una muestra del mal que corroe a Menorca desde hace ya tiempo: la visión pequeña de la realidad mundial.

Somos ya muchos los que creemos que, contrariamente a oponerse per se a ellas, esta clase de iniciativas deberían de hacer aplaudir a los menorquines con las orejas y hacerles salir en "romería floreada" para agradecer a quienes quieren ayudar, por fin, a modernizar nuestra isla.

Como bien decía Varsavsky, mientras Mallorca "tira" más pa' los alemanes, Menorca tiene ascendencia británica por la propia historia de la isla. Hay conexiones estables con el Reino Unido, ya sólo falta una oferta educativa que sea atractiva para sus profesionales liberales.

Este sector, que por sus propias características dinamizaría la economía de la isla por su amplio poder de gasto y de consumo, sofisticaría la isla, daría vida al sector inmobiliario, a los profesionales de la construcción y del mantenimiento de viviendas, a los servicios, etc. Daría vida a la isla.

Harían bien pues los políticos menorquines, siempre tan miedosos y tan absurdamente precavidos, en derogar (¡qué verbo tan bonito!) las ridículas leyes que impiden que iniciativas tan sanas como esas salgan adelante. La mayoría absoluta lo permite. ¡Jolines, háganlo ya de una puñetera vez! ¿A qué esperáis, tíos?

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Notas:
- Hace solo 44 años que los Rolling Stones actuaron en Hyde Park en memoria de su fundador
Brian Jones muerto el 3 de Julio del 69. Este fin de semana vuelven a hacerlo. 65.000 entradas vendidas (a 111 euros) en 3 minutos. ¡Quien pudiera!
- Magnífica carta del nieto de Rubió reclamando lo que toda Menorca exige.
- Fernando Savater en Mahón: "Yo soy español".