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Por encima de cualquier otra consideración que se refiera a la precariedad del alojamiento o a las incomodidades de la alimentación, el saldo de la reducida representación menorquina en los Island Games de Bermudas ofrece un rédito positivo. El deporte insular, a pesar de los inconvenientes económicos que hicieron peligrar su presencia en esta cita de ultramar, ha competido en buena lid y mejorado porcentualmente sus registros respecto a las ediciones anteriores, con un magnífico botín de 15 medallas. Probablemente la lejanía del lugar y el coste del viaje han restado participación también en otras delegaciones, lo que no es óbice para poner en su justa medida el buen nivel exhibido por nuestros atletas respecto a sus rivales. El reto de IGA Menorca a partir de ahora debe ser doble, tras la nueva experiencia al otro lado del Atlántico. Por un lado debe seguir convenciendo al empresariado insular de que se trata de un acontecimiento plausible para promocionar la Isla, lo que requiere de una inversión ineludible. Y por otro, mejorar la implicación de todo el deporte insular con vistas a la próxima cita en Jersey, aplicándose en una difusión acorde con la magnitud que se pretende darle y que muchos no entienden.