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El expresidente del Govern Jaume Matas ha sido condenado por el Tribunal Supremo a 9 meses de cárcel por la primera pieza separada del caso Palma Arena. Es cierto que la sentencia rebaja la condena que la Audiencia Provincial estableció en 6 años y que Matas no ingresará en prisión por este fallo, pero en ningún caso representa una exculpación, sino la confirmación de que cometió un delito de tráfico de influencias. Por este motivo, el actual Govern ha decidido retirar el cuadro del expresident del Consolat de Mar. El mismo día, se ha conocido el fallo del caso Can Domenge, con la condena de la expresidenta del Parlament y del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar, a seis años de cárcel. Hoy se enfrenta a posibles medidas cautelares. En estos casos, existe el aspecto penal, con condenas proporcionales a los delitos probados, y el aspecto preventivo que tienen las sentencias judiciales. Algunos lamentan que sean los jueces quienes deban exigir los comportamientos éticos, otros se quejan de la inseguridad que crea en la acción política el temor a la espada de la justicia. Las sentencias de ayer destapan una etapa de connivencia con la corrupción. Hoy se trata de ser muy rigurosos con la gestión del dinero público.