TW
0

La Jornada Mundial de la Juventud que se inauguró el martes en Brasil está confirmando la conexión entre el Papa Francisco y los jóvenes. Él les otorga el papel de quienes han de abrir las puertas a un mundo nuevo y ellos perciben del nuevo Papa el aroma de la autenticidad. Los gestos repetidos provocan respuestas de empatía. A bordo de un coche utilitario, con la ventana abierta, con una presencia discreta de las fuerzas de seguridad y con una perenne sonrisa, acogió los abrazos espontáneos en el inicio de la Jornada de la Juventud. El afecto, manifestado por muchos que no se definen como católicos, se produce quizás porque el Papa defiende la oportunidad de vivir la espiritualidad y profundizar en opciones vitales que van más allá del consumismo. El Papa Francisco también es valorado por su determinación para que la Iglesia sea cada día más un testimonio de la fe en Jesús, aplicando los cambios que cree necesarios y fomentando el respeto a quienes más sufren la pobreza. Que los jóvenes perciban que "vale la pena hacer algo por los demás", que estamos en un tiempo en que "menos es más" y que escuchen la advertencia contra "la fascinación por lo provisional", es un signo de esperanza.