TW
0

Lo primero que se le pasa por la cabeza a la gente, cuando dices que practicas piragüismo, es una embarcación de plástico por una playa y un remo. Pero la realidad va mucho más allá. Yo mismo era de los que pensaba eso hace ya 21 años, pero en pocos días pude ver que el deporte del piragüismo implica un esfuerzo físico y mental de los más elevados en el deporte.

Lo descubrí a la edad de 11 años gracias a una persona a la que debemos agradecer que el piragüismo exista en la isla de Menorca como deporte.

Recuerdo los primeros años y los comparo con los últimos cinco en los que he ejercido de entrenador en dos clubes de la Isla y he de reconocer que siento nostalgia.

En el año 1992 éramos pioneros; un grupo de chicos y chicas capitaneados por Fernando Campuzano y con unas piraguas que a duras penas se parecen a los modelos actuales y de las que, a veces, se dudaba de su flotabilidad. Muchos nos tildaban de locos o incluso de irresponsables al vernos en pleno invierno con un par de camisetas, un pantalón corto y los pies descalzos, remando por el puerto, venciendo a nuestro particular viento y al frío que llegaba hasta los huesos.... pero era nuestra forma de retarnos a nosotros mismos, de intentar mejorar y de curtirnos como deportistas, como personas en definitiva.

Sin más que unos remos pasados de moda, unas piraguas prestadas y muchas ganas llegamos a demostrar a nivel balear quienes éramos, y en eso tuvo mucho que ver Fernando. Él nos inculcó disciplina, pero sabíamos que con sus particulares maneras podíamos ser los mejores. De hecho, los más veteranos de nuestra isla vecina aún se acuerdan de aquel grupo inicial que iba como perdido por Mallorca a competir y me enorgullece cuando no me llaman por mi nombre, sino tan solo "el menorquín". Éramos alguien y nos tenían respeto, incluso algo de miedo. No podían creerse que un club hecho desde la nada y sin soporte de clubes náuticos o marítimos fuese, en ocasiones, mejor que ellos.

Fueron unos años fantásticos, pero con el tiempo todo lo bueno se acaba y muchos partimos a estudiar o a trabajar y el mítico "Club de Piragüismo Menorquín" desapareció. Aun así, los miembros de aquel grupo recordamos los buenos tiempos cuando nos encontramos, manteniendo las amistades y la sensación de haber contribuido a algo grande, pero siempre quedará un hueco que ya no podremos llenar. Desgraciadamente hace ya algunos años que Fernando se fue, luchando hasta el último día, con la fuerza que le caracterizaba y eso me entristece al igual que a los demás; pero me alegra que al menos pudiéramos darle nuestro último adiós en un homenaje, organizando una regata en su nombre, a la que acudieron antiguos rivales, hoy amigos, de Mallorca, en especial de Andraitx. Pudimos darle las gracias por haber hecho posibles esos recuerdos y sobretodo, que el piragüismo exista a nivel deportivo en esta isla.

Cada vez que paseo por la Colàrsega no dejo de evocar viejos recuerdos y me entristece ver como un deporte como éste, a veces se pudre con hipocresías y elitismo; en ocasiones pienso en lo lejos que quedan aquellas ganas de remar, porque era lo que más nos gustaba hacer, de entrenar no para vencer a alguien, sino para superarnos cada día; todo eso nos lo enseñó Fernando.

En una de las últimas conversaciones que tuve con él, lo dejó todo muy claro, "José, no remes por los demás, pocas veces te agradecerán lo que haces por ellos, ya que muchos se creen mejores sin demostrarlo; rema porque quieras hacerlo. Si eres el mejor es porque te lo mereces y si no, al menos diviértete."

Ahora me acuerdo más que nunca de él. Ya no entreno en ningún club, porque al igual que a otros muchos en este país, la situación laboral no me permite tener un horario flexible; lo echo de menos, pero me enorgullezco de mis pupilos y más al ver que alguno demuestra su valía a nivel nacional.

En estos momentos la situación no acompaña, pero en algún momento quiero ver renacer el sueño de Fernando reabriendo nuestro antiguo club, con todo aquél que lo desee, algún que otro material, pero sobre todo con muchas ganas, porque decía mi mentor: "Una piragua buena no hace que ganes, lo haces tú, así que imagina el orgullo de ganar con una piragua de peor calidad". En definitiva, así es la vida; unos tienen mejor "piragua" que otros, pero no por ello son mejores.

Como ya te dije una vez, hablo sin duda por todos los que conocieron este deporte por ti, gracias por haberlo hecho posible, gracias por iniciar esto, gracias por haber soportado a aquel lastimoso grupo de chicos y chicas; gracias a ti Fernando Campuzano, mi entrenador, mi mentor, mi amigo.