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Una prueba de que la necesidad agudiza el ingenio es la oferta de mercados artesanales y populares que se han organizado en todas las poblaciones de la Isla. La buena respuesta que han conseguido es un factor que anima la actividad turística y atrae a los visitantes a los núcleos urbanos, lo que da vida a los establecimientos y a la oferta complementaria de cada población. La forma de presentación de cada uno de los mercados es diversa, como también es distinto su atractivo y la calidad de la oferta. La fuerza con que ha irrumpido este tipo de eventos es sin duda un aspecto positivo del breve verano menorquín.

Convendría, quizás, que los ayuntamientos y el Consell dieran un paso adelante para organizar y potenciar estas actividades. La coordinación entre los distintos mercados es un aspecto que ordenaría la oferta. Dar publicidad al conjunto de los actos también ha de facilitar a los visitantes rutas interesantes para conocer cada una de las poblaciones. Además, conviene mantener un nivel de calidad que haga que los mercados se consoliden. Incluso la opción de favorecer la presencia de productos y productores locales merece ser analizada. Todo ello para apoyar una iniciativa que está en fase de desarrollo.