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El gasto público de farmacia en Menorca se ha reducido en un 15 por ciento, lo que representa casi un millón de euros solo en medio año. El dato es importante. En parte se trata de un efecto directo del copago. Los consumidores de medicamentos han ajustado sus compras a las necesidades reales. Seguramente ahora sobran menos medicinas en las farmacias de los hogares de la Isla, que hace un año. Es cierto que el incremento del coste en función de la renta ha provocado unos mayores ingresos para la Administración, pero la causa principal es la reducción del consumo excesivo. Hay otros factores, que no tienen relación con el precio. Por ejemplo, la aplicación de la receta electrónica ha servido para ajustar la cantidad de producto farmacéutico a las necesidades del tratamiento. Los pensionistas, que representan uno de los grupos de mayor consumo de medicamentos, han tenido que desembolsar un dinero con el nuevo sistema, lo que seguramente ha incidido en la reducción del consumo, aunque en este aspecto la repercusión social es más difícil de valorar. Otra cuestión no resuelta se refiere a las dificultades que padecen los usuarios procedentes de otras comunidades autónomas.