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Primer tercio de 1925
Al empezar el año, el batallón se encontraba en los alrededores de Tetuán. Esta ciudad se extendía desde la sierra del Haus hasta los picos del Gorgues, en cuyas faldas, trepaba la población hacia la parda mole de la alcazaba. La mitad de la urbe correspondía a los vetustos barrios islamita y hebreo; la otra, era de construcción española. En la espaciosa plaza de España se barajaban los modernos edificios con construcciones mahometanas y mestizas. Algo parecido pasaba con lo abigarrado de sus viandantes: se encontraban musulmanes ricamente vestidos y otros desaliñados; hebreos ataviados a la europea contrastando con quienes conservaban sus túnicas y bonetillos; también santones, rabinos, religiosos católicos, militares, paisanos…

El uno de enero el batallón operó con la columna Carrasco sobre Meluza, teniendo dos heridos graves y uno leve; el 3, con la misma columna, retiró dicha posición y tuvo que lamentar un muerto y un herido grave.

Al día siguiente, la Sección de ametralladoras fue agregada a una compañía de la Legión, teniendo un herido menos grave y un contuso. Durante varias jornadas participó el batallón en las operaciones de protección de caminos y descubierta; castigo a Beni-Mesaud, Talakre y, sobre todo, Punta Altares. Por las anteriores operaciones fue felicitada la columna por el general en Jefe.

A principios de enero, el General Jefe del Ejército de operaciones en África, comunicó al general Saro que, en lo sucesivo, la población de Menkal se denominaría Areyzaga en memoria del capitán de nuestro batallón don Juan Areyzaga Areyzaga que dio su vida en cumplimiento del deber.

Día 29 de enero, al mando del general Saro, salió el batallón en dirección a Biban para colocar puestos guarnecidos a lo largo de la carretera de Larache. El resto quedó establecido en Biban.

El día 13 de febrero fue agredida la fuerza de descubierta del blocao nº 3, resultando muerto su cabo y herido grave un soldado. Intervinieron las guarniciones de los puestos inmediatos. Se distinguió el sargento Bernardo Menéndez que retiró el cadáver del cabo y obligó a huir al enemigo.

El 18, de madrugada, los puestos Estación de Biban y su avanzadilla sorprendieron a un convoy enemigo y después de un nutrido tiroteo se le hicieron 9 muertos y 20 heridos. Se distinguieron el sargento Juan Escandell, y particularmente el cabo Bartolomé Pons Pons. Fueron felicitados por el general en Jefe.

Día 31 de marzo a la una de la madrugada, la posición principal de Biban y las de los blocaos 3, 4, Los Vados y Vado 8, descubrieron un convoy hostil; después de un fuerte tiroteo se sembró el pánico al numeroso enemigo que lo escoltaba, el cual, tuvo numerosas bajas. Dejó en nuestro poder gran cantidad de víveres y efectos. El Jefe de la Circunscripción y el general Saro felicitaron nuevamente a las posiciones del batallón por este servicio.

Cubriendo los mismos destacamentos, el 19 de abril fue relevado el batallón para repatriarse. El día 29 embarcó para Mahón en el vapor "Reina Victoria", surto en el puerto de Ceuta. Estando en esta ciudad tuvieron ocasión de percibir el paseo del Rebellín; Foso de San Felipe junto a las Murallas Reales; Paseo de la Marina Española; Monte Hacho; Casa de los Dragones etc.

El tributo pagado en bajas fue de 20 muertos en combate, unos en el acto y otros más tarde debido a las heridas; víctimas de enfermedades fallecieron 6 y hubo 9 desaparecidos. Los heridos, descontando los muertos, fueron 38.

¡REPATRIACIÓN!
En Menorca la noticia fue recibida con extraordinario júbilo, únicamente empañado por la ausencia de los caídos. El uno de mayo, desde muy temprano, había un gran ambiente en las calles de Mahón. Hacia esta ciudad se dirigían toda clase de vehículos procedentes de toda la isla y atestados de gente.

En tribunas, balcones y ventanas se colocaron colgaduras que daban un atrayente aspecto festivo. Las fuerzas disponibles del Mahón 63 con bandera, escuadra, banda y música, recibieron en el puerto a los repatriados. La banda municipal les esperó junto a la pescadería.

Al divisar el barco, la enorme multitud reaccionó con una clamorosa ovación. Se agitaban pañuelos, se aplaudía y los gritos de gozo ensordecían el ambiente. El buque estaba empavesado luciendo sus mejores galas; al mismo tiempo, se oía desde los templos un repique general de campanas. El vapor "Reina Victoria" correspondía con repetidos toques de sirena.

Desembarque
En la cubierta del buque se apiñaba todo el batallón. Los vítores, y frases cariñosas se sucedían entre los que estaban a bordo y quienes les aguardaban en tierra. Solo un soldado, que padecía fiebres palúdicas, no pudo desembarcar por su propio pie y tuvo que hacerlo transportado en camilla.

El alcalde de Mahón y el general Gobernador dirigieron a los repatriados unas palabras de afectuosa bienvenida. Una vez en tierra, les concedieron una hora de expansión para estar con los suyos. Los familiares estrechaban contra su corazón al ser querido. Una lluvia de besos de sus familiares cayó sobre aquellos rostros morenos y curtidos por el sol africano. Son inenarrables y conmovedoras las escenas de ternura que se producían. Eran frecuentes los rostros femeninos llorando de alegría. Aquellos momentos tan grandiosos, quedaron grabados de forma indeleble en la memoria de todos.

Entrada triunfal
Estando formados, el jefe del Regimiento saludó a los expedicionarios con una sentida alocución. Después de la misma, desfilaron las fuerzas marchando al frente la escuadra de gastadores, Bandera, banda y música; a continuación las dos compañías de repatriados, entre ambas, formaban los que habían sido heridos en campaña. Seguían las tropas que fueron a recibirlos; cerraba la marcha la sección de ametralladoras. Junto a la pescadería estaba la Banda Municipal que, al avistar al batallón, emprendió la marcha, sirviendo de aviso para todo el público que se apretujaba para presenciar el paso de la formación.

Las mujeres, tan bellas por sus rostros como por sus sentimientos, esperaban el momento para lanzar flores al pasar los expedicionarios. Se produjo una verdadera lluvia de pétalos, entusiastas aplausos, vítores y aclamaciones. Los ex combatientes desfilaron marcialmente viéndose reflejada una gratísima emoción en los semblantes de todos.

Te Deum
En Santa María, después de los militares y autoridades, el público abarrotó el templo. El Ecónomo de la Parroquia dirigió una hermosa y emocionada salutación a los repatriados. Se cantó un solemne Te Deum en acción de gracias al Todopoderoso siendo acompañado por el órgano monumental. Una vez terminado, los asistentes, a los acordes de la Marcha Real, desalojaron la iglesia. De seguida las fuerzas desfilaron hacia la Explanada entre las aclamaciones y aplausos del enorme gentío. Cayó otra lluvia de flores.

Banquete y permiso
Las mesas, colocadas en el Paseo de Isabel II, de trecho en trecho, lucían vistosos ramos de flores y un ramito adyacente a cada cubierto. Había una sentida inscripción floral con la siguiente dedicatoria: "Los ayuntamientos de Menorca al Batallón Expedicionario". El público situado en el paseo, así como en balcones, ventanas y azoteas aclamó a los repatriados al llegar a sus asientos. La banda de música interpretó alegre pasodoble.

El alcalde de Mahón, pronunció un breve discurso en nombre de todos los ayuntamientos. Acto seguido, en representación de los expedicionarios, tomó la palabra el General Gobernador agradeciendo con elocuencia y sentidas frases el banquete homenaje agasajado por las alcaldías.

Durante la comida, distinguidas señoritas sirvieron vinos y diferentes platos. Las bandas dejaron oír alegres números y los soldados confraternizaron con el pueblo. Después del almuerzo, los repatriados menorquines, se marcharon con ocho días de permiso. Las mismas jornadas también fueron de asueto para el resto de la tropa, expedicionarios o no. Por la noche el Regimiento les obsequió con una suculenta cena.