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El conseller Gabriel Company asegura que cuenta con el compromiso de Madrid de programar una inversión de 30 millones de euros que permita extender una conducción desde Ciutadella hasta la zona de Llevant para distribuir el agua desalada de la planta inactiva de Es Rafal Amagat. Concretamente ha afirmado que tiene "apalabrada" la inversión con el Ministerio de Medio Ambiente. Falta que este dinero se incluya en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado. La prudencia sobre esta hipotética inversión no debe restar importancia a la necesidad de que la desalinizadora de Ciutadella preste el servicio para el que se construyó. Es una herramienta fundamental para la gestión de los recursos hídricos y además tiene sentido el planteamiento insular. Las administraciones locales, insular y autonómica deben centrar sus esfuerzos para conseguir que el proyecto sea viable. Se trata de una prioridad que toda la sociedad comparte, sobre la que resulta a veces difícil que se comprenda su importancia, pero que a la larga es un elemento básico para la sostenibilidad de la Isla. Hacen falta además otros 3,5 millones para conectar la desaladora con el núcleo de Ciutadella. Sin la presión política necesaria, no va a ser fácil pasar de las palabras a los hechos.