TW
0

Con éste, mi último "grano de arena", pongo punto final a mi habitual colaboración diaria que comenzó casi a mediados de julio. Ahora debo aclarar mis ojos, sobre todo uno de ellos cargado con más de treinta insignificantes granillos y depositarlos, cuidadosamente, en la orilla de esa particular playa que ha siso mi campo de observación durante cada uno de esos tórridos días veraniegos, pues tampoco sería justo que me llevara lo que tomé prestado. Se por otro lado que el día que quiera puedo volver a recuperarlos. Con toda probabilidad serán otros, pero muy parecidos porque la materia prima de la que están compuestos no deja de ser las flaquezas humanas, los errores cometidos, la falta de interés para no volver a caer en los mismos, ese tan humano endiosamiento que nos hace creer que somos dioses y por consiguiente infalibles y tantos y tantos más.

Espero haber invertido bien mi diario grano de arena en este insignificante teatro que es nuestro pequeño mundo que se mantiene en pie gracias a sus payasos, malabaristas, fieras y haber rebozado, con algo de humor, todas las tristezas que minuto a minuto nos tienen acongojados. Esta vez ya no tengo un grano de arena en el ojo que me molestaba un montón y, ¿saben?, salvo que sea un espejismo, creo que lo estoy viendo todo más claro.