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Hace unas semanas falleció en Londres el becario de Bank of America, Moritz Erhardt, después de trabajar 72 horas seguidas, a la espera de la autopsia parece que el joven becario murió por estrés en el trabajo.

El español José Javier Abad Camacho trabajó durante dos años en la City y afirma que la experiencia fue agotadora, las jornadas de trabajo maratonianas, la vida familiar nula, la competitividad brutal, o ascendías o te despedían, funcionan como escorpiones rabiosos al grito de "el dinero nunca duerme".

Hace unos días CCOO denunció las condiciones de explotación a las que se ven sometidas muchas personas que trabajan en la hostelería. Todos los que alguna vez hemos trabajado de camarero, cocinero, camarera de pisos, etc., sabemos que es verdad: jornadas de 12 horas sin día libre, contratos de 40 horas para cubrir el expediente, con sueldos ridículos, que en parte se pagan en negro, nulos derechos laborales, miedo a protestar ante el patrono de turno por miedo al despido, siempre se sabe la hora de entrada pero nunca la de salida, estrés, malos modos, en resumen esclavismo encubierto durante seis meses. No son todos los casos, obviamente, pero sí muchos.

Supongo que este tipo de trabajador es el que le pone a la CEOE con su presidente a la cabeza, ellos que, por otra parte no están libres de corruptos y aprovechado, son los que cada vez que abren la boca piden que no se paguen las vacaciones, que se trabaje más y se cobre menos, los que afirman que cuatro días para enterrar a un familiar son muchos días, que los trabajadores enfermos no cobren su sueldo completo, que se facilite aún más el despido, que se termine con todo convenio colectivo para coger bien por el cuello a los currantes, que se termine con el derecho a la huelga, que los parados reciban lo mínimo para subsistir, se deben referir a un bocadillo de chorizo y un vasito de agua por parado y día. Manifiestan todas estas burradas, y alguna más, y se quedan más anchos que panchos.

Oye, y el gobierno les hace caso, aprieta sin piedad a los currantes y a la pequeña y mediana empresa, que son los que crean trabajo en este país (recordemos que casi todas las empresas del IBEX 35 cotizan en paraísos fiscales y se llevan la producción a países donde los sueldos y las condiciones de los trabajadores son inhumanas). Y a este grupo de élite mal criado y completamente inútil, en cuanto a la creación de empleo de calidad, les da en bandeja de plata todo lo que piden.

De esta manera se demuestra una vez más, por si alguien tenía dudas, que la casta dirigente funciona como portavoz de los lobbies que la sostienen y no como representante de los ciudadanos.

Señor Rosell, con todo el respeto que se le puede tener, teniendo en cuanta sus actuaciones al mando del lobby de grandes empresarios, le pregunto ¿no ha pensado seriamente en buscar trabajo en Laponia, en vender café en Londres, en emigrar a Alemania con todas sus empresas y pagar sueldos alemanes, en dimitir de la CEOE y volver a montar un partido como ya lo hizo en los 80 con aquel Solidaritat Catalana, a ver si alguien le vota, en hacerse portavoz del gobierno ¿no lo es verdad?, en definitiva, en hacer lo que le dé la gana, pero lejos de este país al que no le aporta absolutamente nada bueno?

Por último, queridos lectores, quiero creer que los portavoces de los grandes empresarios no están a la altura de aquellos a los que representan, porque si los Díaz Ferran y compañía es lo mejor que tienen, apaga y vámonos.