TW
0

Nos acercamos a un cambio de régimen en Siria encubierto porque se nos dice lo contrario desde la Casa Blanca donde se está preparando el asalto a la fortaleza siria.

El presidente Obama lo ha dictado claramente diciendo que su ataque breve y limitado no pretende derrocar al presidente sirio ni ser un cambio de régimen, sino castigarlo por haber utilizado armamento biológico contra los rebeldes y colateralmente la población civil. Tampoco, dice, que no pondrá ningún soldado americano en suelo sirio.

Está claro que cualquier intervención bélica contra el régimen de Bashar Al Assad debilitará su poderío militar facilitando a la oposición el respaldo que han solicitado a lo largo del conflicto armado con la finalidad de derrocar al presidente sirio y provocar el cambio de régimen.

Obama ha perdido su más allegado aliado británico con la decisión categórica contraria del Parlamento británico a cualquier intervención bélica contra el régimen del presidente sirio. Dicho abandono británico ha forzado al presidente Obama de seguir los pasos del primer ministro británico y decidirse a informar el Congreso norteamericano de su intención de castigar a Bashar Al Assad por su ataque biológico contra los rebeldes y la población civil.

Es dudoso que un ataque breve y limitado convencerá al brutal dictador de abandonar los medios que tiene a su disposición para acabar con la oposición, como parece que ha hecho, según la Agencia Nacional de Seguridad (NSA por sus siglas en inglés) estadounidense que han grabado conversaciones telefónicas de generales del régimen sirio felicitándose de los resultados obtenidos por el empleo biológico del gas sarín contra los rebeldes.

Damasco, con una actitud desafiante, advirtió a Occidente de que cualquier acto bélico contra Damasco se enfrentaría a medidas sorprendentes para contrarrestar la debilidad armamentista del país, sin olvidar que tanto Rusia como Irán han advertido de las graves consecuencias que podrían resultar con la inminente intervención contra el régimen sirio, no solo en Siria mismo sino en todo el Oriente Medio.

En occidente (leer EEUU) se ve a los movimientos del complejo militar-industrial ruso, proveedor de armamento a Siria, como una estrategia por parte de Moscú de servir de disuasión contra cualquier agresión por parte de los militares estadounidense en la región. Irán, Líbano y China vigilan de cerca los eventos que se desarrollan en Siria. Rusia y China han apoyado constantemente al régimen de Al Assad y están preocupados por las consecuencias que el posible derrocamiento de Al Assad produciría contra los intereses de ambos países en el Oriente Medio. Irán, haciendo fuerte su desafío por el control norteño de Irak, perdería su estratégica ruta hacía el Mediterráneo oriental.

EEUU y la OTAN han literalmente rodeado Rusia y han establecido bases militares en Afganistán, a poca distancia de sus fronteras, sin olvidar el paraguas antimisiles implantado en los antiguos países satélites de la desaparecida Unión Soviética poniendo el blanco ruso a pocas horas de distancia.

Se considera que las relaciones de Siria con Irán son de las más importantes del Oriente Medio, porque permiten que Teherán tenga un sólido pie en la frontera israelita y facilita un crítico conducto para Irán en su apoyo a las milicias de Hezbolá en el Líbano y los palestinos de Hamas en Gaza.

Con o sin el consentimiento del Congreso, el presidente Obama, asentado en un gobierno presidencialista y no parlamentario, llevará a cabo una expedición breve y limitada contra el régimen del presidente Al Assad porque tiene en juego su propia reputación. Para empezar, necesita reafirmar su liderazgo nacional, considerando que los últimos sondeos no le han favorecido. Además, sus servicios de inteligencia precisan de un respaldo popular y restaurar en la ciudadanía la confianza perdida a lo largo de los recientes fracasos operativos.

Obama tiene muchas razones para intervenir en Siria y no necesariamente de índole militar. El lanzamiento de unos cuantos misiles 'Tomahawk' producirían un efecto energético y ambiental propenso a afectar al precio del crudo y favoreciendo la producción de los "coches verdes" y paneles solares preconizado por Obama. A nivel internacional, Obama quiere responder a las críticas del presidente ruso contra su política exterior en general y hoy en referencia a la planificada intervención bélica de Obama en Siria. La respuesta de Obama es que Putin no intimidará al presidente americano quién pronto entrará en el escenario para castigar a Bashar Al Assad.. Esta actitud tendrá una repercusión nacional favorable al presidente porque la historia nos demuestra que un presidente fuerte en política exterior es siempre valorado exitosamente.