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Por una Salud Mental sin carencias, con dignidad y respeto

El 10 de octubre se celebra en cientos de países el día Mundial de la Salud Mental. En nuestro país la Confederación FEAFES, que reúne las asociaciones de familiares y usuarios de salud mental (a la que pertenecen las asociaciones AFEM, S'OLIVERA y ABIB de Menorca) ha elegido como lema para este año «Alternativas contra la crisis. El valor de nuestros derechos». En épocas de crisis económica corremos el riesgo de situar a la salud mental en un segundo plano dentro de nuestras prioridades. Sin embargo, estamos convencidos de que, justo en estos tiempos, es más necesario que nunca prestar atención a los diferentes problemas de salud mental, como personas, como integrantes de la sociedad y desde el conjunto de las Administraciones Públicas. Si los recortes presupuestarios se traducen en que parte de la población vea limitado su derecho a recibir atención social o sanitaria, supondrá un grave deterioro de la salud de estas personas, y en muchos casos, una condena a la exclusión socialQueremos animar a la ciudadanía a que defienda con firmeza el mantenimiento de los servicios sanitarios y sociales de atención a la discapacidad y a la salud mental, como una parte más de sus derechos fundamentales.

Es necesario completar y aumentar los servicios que se prestan a través de los distintos recursos, principalmente en las Unidades de Salud Mental, de la atención primaria, la detección precoz, la continuidad en los tratamientos y el apoyo a la autonomía. por lo que las actuaciones de las Administraciones Públicas deben dirigirse al desarrollo y mejora de esta red de servicios, no a su reducción o deterioro. Consideramos fundamental incrementar los esfuerzos para conseguir que la integración a través del empleo sea una oportunidad real para las personas con trastorno mental. La lucha contra los prejuicios y el estigma asociado a las enfermedades mentales debe ser un objetivo compartido por todos para lograr una sociedad más justa y más inclusiva.

Expresamos nuestra preocupación por la futura implementación del copago farmacéutico, la exclusión de los inmigrantes del sistema nacional de salud y los recortes en dependencia, que suponen otra grave amenaza para el colectivo, cuyos ingresos económicos ya son bastante escasos.

AFEM lleva ya varios años insistiendo en la necesidad de tener más en cuenta aún, la atención a los problemas de salud mental en las etapas infantil y juvenil, es un problema emergente y es necesario tomar medidas para su prevención. Son necesarios más especialistas en infanto juvenil, los medios de los que disponemos en la isla son absolutamente insuficientes. También lo son los servicios de inserción laboral y los programas de ocio e integración social, que resultan insuficientes para evitar el aislamiento al que se ven sometidas muchas personas afectadas.

El sábado 12 de octubre AFEM realizará un acto en la plaza Colón de Maó para celebrar el día de la Salud Mental.

Animamos a toda la población de Menorca a que participe en los actos programados para ese día, porque«Te puede pasar a ti».

Afem Menorca

Entre Pinto y Valdemoro

Nos vamos adentrando en un otoño político, que se preveía intenso. Las posiciones de la Generalitat y del Gobierno siguen su estrategia respectiva, erre que erre, de forzar unos, e impedir los otros la consulta catalana. Como la fecha comprometida para la determinación de la pregunta, no está muy lejos, vamos a asistir en las próximas semanas a declaraciones, cada vez más tensas o sorprendentes, en clave de previsión de futuro. Ejemplo, Alicia defendiendo en Madrid las posturas de financiación catalana de Artur. ¿Acaso alguien duda, de que si el PP no se hubiera entrometido hace dos años en la propuesta del nuevo Estatut, ahora nos encontraríamos enfangados en estos lodos? Metió la pata promoviendo el Partido Popular una campaña nacional sin parangón, liderando manifestaciones y declaraciones anti catalanas por todo el país, en las que no faltó de nada, incluyendo la llamada al boicot de sus productos.

El pueblo catalán aguantó pacientemente el órdago, pero tomó buena nota de los agravios acontecidos. De resultas, harta la población catalana, se vio empujada a posicionarse políticamente, pasando mayoritariamente, en muy poco tiempo a pensar, además de con"seny", también con "sentíment".

Pinto: si el PP y el PSOE, están realmente interesados, en que la población y territorio catalán sigan unidos políticamente a la nación española, no será con miedos y amenazas, ni con su negación cerril a la consulta, que lo consigan. Ni estamos en el siglo XVIII, ni tampoco en una dictadura.

Valdemoro: por el contrario, si se intentara un acto de conciliación, donde se reconocieran torpezas y errores políticos, (mucho pedir me parece a mí, a estas alturas) con la intención de construir un nuevo Estado español más democrático, realista, justo, respetuoso en sus actitudes y relaciones con los territorios que lo forman, además de ser imperiosamente necesario y bueno para todo el país, quizá permitiría seducir con hechos y razones, también a Cataluña.

Entre estas dos posibilidades, Pinto y Valdemoro, se encuentra la vía catalana.

Entre la cerril negación a esa consulta, que aumentaría las opciones más rupturistas, y una pregunta, explicita, sin margen, que dejara sin capacidad de expresión a otras opciones igual de válidas democráticamente, existe un margen para poder realizarla de manera definitoria y razonable, sin que a nadie directamente excluya.

Para huir de la visceralidad, los términos jurídicos nos indican que la nacionalidad es el vínculo legal que une y relaciona a un ciudadano con un Estado. Desde esa óptica, de una u otra manera, la pregunta podria ir, quizá, por esos derroteros:

¿Quiere Ud. cambiar su actual vinculación política y jurídica con el Estado español? SI/ NO

El NO dejaría las relaciones con España, tal como están. El SI, abriría la puerta a la discusión y posterior plebiscito sobre las distintas opciones de cambio, incluida la estrictamente independentista, donde seguramente, en ese contexto tolerante e ilusionante para otros muchos, no tendría el éxito asegurado y una nueva concepción esperanzadora del Estado podría alumbrarse.

Jordi Viola Giner

Alaior