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El impacto de la crisis económica en Menorca se refleja en la reducción en el número de empresas desde el 2009, más acusada en la construcción y en la industria. También es cierto que la Isla empieza a recuperar tejido empresarial por primera vez desde el inicio de la recesión, al acumular dos trimestres seguidos con más empresas inscritas en la Seguridad Social, pero gracias exclusivamente al impulso del sector servicios, con un incremento del 7,2 por ciento.


En este punto de inflexión, los próximos meses serán decisivos para determinar si se consolida el cambio de tendencia que permita recuperar la actividad económica en otros sectores con la creación de nuevas empresas y puestos de trabajo.

Las instituciones deben aportar la seguridad jurídica y los instrumentos, como la modificación del Plan Territorial Insular. También deben reducir la fiscalidad; y cubrir, vía Presupuestos del Estado y fondos de cohesión de la UE, los sobrecostes de la insularidad. Al mismo tiempo, hay que facilitar la financiación a emprendedores e inversores para acometer sus proyectos. En una palabra, crear el marco de confianza para que Menorca emprenda el camino definitivo de la reactivación económica.