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Recibo el pasado mes de julio este mensaje: «José, te mando fotos de las redes caladas justo en los puntos de buceo más importantes de la costa sur, como son En Caragol y Cagaires, en la Isla del Aire, y otra de cómo están los fondos, parecen un desierto». La persona, que es aficionada al buceo, me había comentado previamente que había estado en la reserva marina del norte de Menorca, la de Cavalleria, que era un espectáculo de fauna marina y en el sur daba pena bucear.

Me acordaba de una entrevista, en el «XL Semanal», que le hicieron al biólogo marino Enric Sala, que es explorador residente de la National Geographic Society, entre otras cosas manifestaba: «En las reservas marinas, donde no se pesca, los peces se recuperan de manera espectacular. Al cabo de cinco años hay tantos que parte migra fuera de las reservas, con lo que los pescadores capturan más. Pueden ser un atractivo turístico enorme y traer ingresos económicos mayores que la pesca».

A primera vista todo son ventajas de convertir la Isla del Aire y alrededores en Reserva Marina, sello de calidad para Menorca, que es Reserva de la Biosfera, evitar la pesca masiva y furtiva posibilitando así un equilibrio ecológico que permitiría la reproducción de las especies; evitaríamos que se instalasen más algas invasoras que deterioran de forma considerable el entorno y el ecosistema. También ayudaría a captar turismo de calidad, y no me refiero solamente al poder adquisitivo (que también) sino al turismo que respeta el medio ambiente, que está sensibilizado con el entorno, que cuida y disfruta con la naturaleza, dejando mucho dinero, o sea, billetaje en todos los ámbitos (restauración, hoteles, deportes náuticos, tiendas, etc...).

La retroacción de las zonas que tienen reservas marinas (Fornells, Islas Medas de Cataluña, Isla Graciosa e islotes del Norte de Lanzarote, etc.) es positiva para todos, incluido los pescadores ya que en las zonas próximas hay mucho pescado...

Está demostrado la gran riqueza y biodiversidad que genera un arrecife artificial. Vatuadell cent llamps, lo tendríamos fácil crear uno con el barco fantasma que tenemos en Sa Colársega del puerto de Mahón, el esperpéntico El Mouldi, remolcado y hundido en la hipotética, pero necesaria, Reserva Marina de la Isla del Aire.

NOTA: Quiero felicitar a mi exprofesora Victoria Florit por su artículo de ayer.