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Por favor un café! y el camarero se lo trae 'vacío'. ¿Usted, lector, qué piensa?, ¿y qué le diría seguidamente? Le ayudo: le está tomando el pelo; es un irrespetuoso; es un despistado; no vuelve más por esa cafetería; pide el libro de reclamaciones; no lo recomendará a los amigos; quizás lo fotografíe y lo suba a las redes sociales;...

Imagínese este ejemplo simplón -pero creo que didáctico- cuando elabora una carta a una editorial, o pidiendo una entrevista de trabajo y no le responden. Eso le pasó a un hombre que nos comentaba desilusionado en el club de lectura de Fort de l'Eau, mandaba sus manuscritos, o las primeras páginas de su libro aún sin editar y no recibe respuesta alguna. Ni siquiera la respuesta educada de por qué no les gustaba. Después amigos, conocidos, y nuevos que mandan currículums y nadie les responde. Elaboran cartas de presentación que hablan de su personalidad, adjuntan su vida profesional y quien la recibe no se pone en su lugar. Ni un mísero "hola, muchas gracias, pero en estos momentos no nos interesa".

Y después nos van diciendo que no nos esforzamos, que preferimos estar en casa; que... ¡Y el que está en su silla de poder! a ese ¿qué? No deberían al menos responder y tener la educación de saber que una persona les envió una carta con la ilusión y esperanzas de ser respondido, aún esperando el 'no'. Creo que eso también es alentar a la persona que se esfuerza en juntar palabras con una intención, y el mero hecho de no ser contestado mina. No me imagino a nadie que esté en su casa y reciba cartas del ministerio, de hacienda, de los juzgados, multas y que no conteste. La diferencia es que contestamos por miedo, para solucionar, para quitarnos marrones. Pero los que están en un grado superior y no contestan a cartas llenas de intención, saben que mañana recibirán mil más. Piensan "otro desgraciado que se apunta a mandar cartitas" Y si un día cambiaran las tornas. Y si esa persona que no responde a esas cartas se viera en el lugar del otro. Cogería una depresión, o vete a saber qué. No lo encajaría de buen grado y se sentiría irritado. Pero no se da cuenta que formaba parte de ese sistema que alimentaba, y ahora el iluso pide 'respeto'. Los que aguantan esas 'sin respuestas' están hechos de otra pasta. La mayoría son personas con mentes ingeniosas, que se crecen ante las adversidades y tienen humildad. Esos la mayor de las veces llegan y cuando están en una situación que ya pueden decir que es digna de ser hombre, estos mismos siempre contestan a cartas que una vez fueron ellos, como me confesó Mercedes Milá.

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