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Llamamos discapacitada a toda aquella persona que tienen deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales que le impide participar en la sociedad plenamente.

Adjetivos sordo, ciego o discapacitado pueden resultar despectivos por lo que desde hace ya tiempo la sociedad va haciendo un cambio y nos referimos a personas con sordera, personas invidentes o personas con movilidad reducida a fin de preservar su derecho a ser tratados como cualquier otra persona.

También nos solemos referir a ellos como personas con capacidades diferentes aunque es un término no del todo apropiado pues una persona con discapacidad no necesariamente posee capacidades distintas o superiores a las de una persona que no la padece, lo que si es cierto es que ha desarrollado habilidades que le permiten compensar la pérdida de alguna función.

2 trabajar para facilitar la vida a estas personas es algo que la sociedad debería tener siempre muy presente, ya que su vida cotidiana está llena de obstáculos tanto físicos como de prejuicios que debemos mitigar. Uno no es consciente de la cantidad de barreras arquitectónicas que hay en una ciudad hasta que no tiene la necesidad de comprobarlo, por ejemplo, por algún problema transitorio que le deje sentado en una silla de ruedas o montado en muletas.

En nuestra Isla tenemos una entidad magnífica que agrupa a la mayoría de las personas con discapacidad la Fundación de Discapacitados, creada en el año 2007 y que engloba a casi todas las entidades de personas que sufren algún tipo de discapacidad ya sea física, intelectual, psíquica o sensorial.

La Fundación cuenta con varios centros de atención a sus asociados, el más conocido, sin duda, es el Centro Carlos Mir, situado en Mahón y que alberga, fundamentalmente, a un gran número de personas con discapacidad psíquica. Es aquí donde un buen número de personas realizan talleres de manualidades cuyos resultados artesanos los exponen e incluso venden como ayuda a los propios talleres.

La Fundación también cuenta con pisos tutelados o asistidos donde las personas pueden llevar a cabo una vida más independiente, sin tener que estar a cargo de sus familias.

Como centros especiales de trabajo, es decir, aquellos que permiten a las personas con discapacidad trabajar y tener un contrato laboral, la Fundación cuenta con tres empresas: Centro de Jardinería Ecoverd, la imprenta Lligall y el Carering social, los cuales hoy en día sufren, como el resto de la sociedad, una situación compleja a nivel económico.

Por otro lado y fuera de la Fundación, la Administración pública de la Isla, concretamente el Consell Insular, cuenta con los centros de Trepucó y de Calabria para personas con discapacidad mental y el centro de Platja Gran, donde estas personas llevan a cabo un trabajo de detalle artesanal para echar una mano a la producción de pequeños elementos ornamentales de algunas industrias menorquinas.

La vida de una persona con discapacidad puede resultar complicada y compleja sobre todo para aquellos que son los responsables de su día a día, pero lo que también es cierto es que, en su gran mayoría, son personas que dan luz a nuestras vidas. Constituyen una oportunidad para comprobar lo sencillo que es vivir con una sonrisa, de festejar un abrazo, una mirada. Y aunque en ocasiones la desesperación de sus limitaciones puede sacarlas de quicio nos compensan con su expresiva generosidad al agradecer nuestro esfuerzo. Nos recuerdan que el verdadero esfuerzo es el que ellos realizan para poder hacer aquello que para nosotros, los capacitados, es algo sencillo. Ver a una persona sin brazos ni piernas como el campeón paraolímpico balear Xavi Torres, nadando, o al actor Pablo Pineda con síndrome de down y dos carreras universitarias, debería hacernos mucho, pero mucho que reflexionar.

Y hoy, 3 de diciembre, Día de las Personas con Discapacidad, deberíamos tener un pensamiento hacia aquellos grandes discapacitados que son los que más difícil tienen su adaptación a una vida, por llamarla de alguna forma, normalizada. Son personas que dependen totalmente de otra persona para hacer cualquier cosa. Suelen convivir con familiares, quienes se hacen cargo de ellos y su gran desesperación es justamente ese vínculo, ya que se abre un inquietante gran agujero negro ante la posibilidad de que desaparezca la persona que les cuida.

Las personas con discapacidad suelen ser personas con empeño por vivir, luchadoras y agradecidas que tras su marcha dejan un hueco muy difícil de llenar.