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Dicen que hay verdades como puños, pero lo cierto es que la única vez que pegué un puñetazo a alguien, en una riña infantil, me hice más daño yo que él. En cambio los cowboys de las películas se zurraban de lo lindo, rompían sillas, atravesaban ventanales llenos de cristales y como si tal cosa. Pero la verdad con la que me he encontrado hoy dice: «En lotería y casar todo es acertar». Claro que antes el matrimonio era hasta que la muerte nos separe y ahora es hasta que nos cansemos, pero en cambio si no aciertas en la lotería puedes llegar a quedar como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando.

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Por cierto, lo del gallo de Morón viene de antiguo, más o menos del año 1500; se trataba de un juez que la Cancillería de Granada mandó a Morón de la Frontera para que pusiera paz entre dos bandos de vecinos enfrentados. El juez iba diciendo: «Donde canta este gallo no canta otro». Hasta que los vecinos, cansados de sus bravatas, lo apalearon y lo dejaron tirado en medio de la calle, completamente desnudo. Pues en la lotería puede ocurrir lo mismo. Tengo un conocido que se enriqueció jugando a la lotería. Lo que ocurrió fue que su hermano había muerto de un infarto y le encontraron un billete de lotería sin premiar. El hombre estuvo jugando tenazmente a ese mismo número hasta que le tocaron muchos millones de lo que hoy llaman «las antiguas pesetas». Lo malo es que entonces, aficionado a jugar, se volvió ludópata y llegó a perderlo todo, incluso a su mujer, que lo echó harta de pasar calamidades. Nada, que se quedó sin plumas y cacareando...

Un amigo mío me dijo: «Tú tienes muchos premios, ¿cuál es el premio que te falta?». Se refería a premios literarios, pero yo le dije igualmente: «La primitiva». Es cierto, la primitiva nunca me ha tocado. O como dice la gente por ahí, sin darse cuenta de lo mal que hablan el castellano, no he sacado nunca. Otro amigo mío, que tampoco se daba mucha cuenta de lo de la corrección en lengua castellana, me dijo: «Pero los perros están cazando» (Es cans cacen). Sin embargo, aún no han cazado lo suficiente, pese a que esta expresión suele usarse en el sentido de rondar amores, por decirlo de un modo poético. Mi padre decía que quien confía en la lotería va vestido de papel, y yo creo que debe de ser cierto. Aunque he conocido algunos que se han sacado -en Perú lo dicen así- la lotería primitiva. Dicen que uno de ellos, pese a estar forrado, les decía a los cobradores: «Tendría que volver otro día, hoy no me viene bien».