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Olivia Harrison, viuda de George Harrison, el que fuera guitarrista de los Beatles, cuenta que en los últimos años de su vida George cuidaba con mimo de su jardín y que no tenía ningún interés en recibir más premios. Cuando le ofrecían uno más decía que no lo quería, y le encargaba a Olivia que dijera que se buscaran otro mono: "Tell them to get another monkey". Según la teoría de Darwin, los hombres no somos más que una variedad de simios evolucionados, por lo que Harrison se permitía hacerle la gracia a otro mono de que le dieran la distinción que él declinaba. Por otro lado el libro titulado «El mono desnudo»", o el simio desnudo —The Naked Ape--, de Desmond Morris, publicado en 1967, estudia las características animales que hacen peculiar a la especie humana. Para hacerlo más jocoso yo creo que habría que recordar el adagio que reza que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Todo ello enlaza con las palabras del Predicador en el Eclesiastés: «Vanidad de vanidades, todo es vanidad»."

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En el Eclesiastés el Predicador asegura que dedicó su corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos, dejando aparte la vanidad. El diccionario empareja la vanidad con la arrogancia y la presunción, y define lo vano como falto de sustancia, de solidez, como algo que no tiene fundamento, inútil, infructuoso. Entiendo que George Harrison se refería a que se buscaran otro mono en ese sentido, alguien que viviera del falso halago de los hombres, y quería que le dejaran en paz cultivando la tierra de su jardín, a la que por otra parte se estaba acercando, como nos acercamos todos, con la realidad de la muerte, que otra vez según el diccionario no es más que la cesación o término de la vida. ¿Dónde quedan las vanidades al final de la vida? Si atendemos a la sabiduría popular suele decirse que un hombre avaro de riquezas puede llegar a ser el muerto más rico del cementerio, lo cual es sinónimo de nada. Lo que yo digo a veces, que para perder peso hay que comer melón con jamón sin melón ni jamón: nada, que es lo que comen las modelos de la pasarela. Todo es lo mismo, vanidad de vanidades, y al final todo se reduce a nada, y el que nada no se ahoga. No nos ahoguemos, pues, en vanas presunciones; tengamos la humildad de los arbolitos que plantaba George Harrison y antes que hermoso y rubio como la cerveza, gallardo y altanero como el galán de la canción «Tatuaje», prefiramos ser el mono desnudo, sin corbata de seda, el último mono.