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Hola! Me llamo Pedro, tengo un año de edad, aunque no sé qué significa eso. Lo que sí sé es lo que siento cuando se me cae el sonajero. Es tal mi desesperación que lloro y grito muy fuerte para que mis padres me oigan y acudan en mi auxilio. ¡Qué angustia! ¡Qué problemas más delicados !

¡Hola! Soy Pedro, tengo siete años, me gusta jugar fútbol. El mes pasado saqué un 10 en matemáticas y adivinen que me compraron: una pelota profesional. Yo era el niño más feliz del mundo. Todo era felicidad hasta hoy, porque mi pelota se rompió y mi madre me dijo que no va a volver a comprarme otra porque no sé cuidarlas. ¡Qué angustia! Esos sí son problemas complicados.

Hola! Qué tal! tengo 14 años, me llamo Pedro Sierra. Alguna vez se han puesto a pensar ¿quién eres tú?, ¿porqué nací aquí?, ¿qué será de mi futuro? En realidad me doy cuenta que con tantas cosas en qué pensar, la vida se va haciendo más difícil y de que francamente es imposible descifrar los enigmas de la vida. Qué angustia! Estos si son problemas complicados.

¡Hola! ¿Cómo estás? Me llamo Pedro y voy a cumplir 18 años. Suspendí cuatro asignaturas y creo que estoy perdido. Soy un fracaso, no sirvo para nada. No quiero pensar en esa mirada de mi padre al ver mis notas. Sus ojos van a parecer los de un león furioso. Y eso no es todo: lo peor, es esa chica que conocí hace un tiempo. Creo que estoy enamorado de ella, pero ni me mira. No sé qué hacer, no sé qué decirle. Esta vida no vale nada ¡cómo me gustaría ser niño otra vez, volver a esa edad en que uno no tiene problemas! ¡Qué angustia!, esos sí son problemas complicados.

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Buenas tardes, soy el pasante Pedro Sierra. La empresa donde trabajo no me paga lo que en realidad me merezco. ¿Para esto he estudiado todo una vida? Con esta crisis que nos ahoga a todos y con este gobierno corrupto que tenemos, me estoy hundiendo en la desesperanza. Ya no soy tan feliz como cuando era adolescente; entonces no tenía preocupaciones, no tenía responsabilidades. Tenía casa, comida, todo resuelto. Les diré una cosa: prepárense para el futuro porque está lleno de problemas complicados. ¡Qué angustia!

Mucho gusto, soy Pedro Sierra Rivas, Doctor en Derecho. Soy padre de familia. No es fácil serlo, aunque de mis hijos no me puedo quejar. A la que no soporto es a mi esposa. No es la misma que cuando tenía 18 años. ¡Bendita edad! Se sueña con ser millonario, famoso, o con triunfar en una carrera profesional. Ahora todo es diferente; la vida es más dura de lo que parece en realidad. Definitivamente, estos sí son problemas complicados.

¡Ya soy abuelo! Mi nieto se llama Pedro, como yo. Gracias a Dios nació sano. ¡Qué suerte tendría si pudiera disfrutarlo con salud! Si yo la tuviera, sería el hombre más feliz del mundo, haría tantas cosas que no puedo hacer... Caminaría por el parque con esa bendita mujer que tengo hace más de 40 años, jugaría con mi nieto a la pelota, viajaría de vez en cuando con el dinero que ahorré y que ahora se me va en medicinas. ¡Qué lástima que la vida sea tan angustiosa y yo esté lleno de problemas!

¿Qué pasa? No sé donde estoy. Hace un tiempo dejé de vivir, pero sigo existiendo. Tarde me di cuenta de que la vida es más sencilla de lo que parece. No entiendo porque me preocupaba por un sonajero o por una pelota rota. ¡Qué importaba que suspendiera cuatro asignaturas ¡.¿Por qué le tenía miedo a esa chica que llegó a ser mi esposa y que solo de viejo supe valorar? ¿Por qué me preocupaba tanto por mi salud cuando en realidad podía haber disfrutado de muchas cosas de todos modos?

Lo más importante era que estaba vivo y tenía sueños. Yo mismo me impuse el peor castigo: no vivir la vida. Tarde me di cuenta de que en realidad no existen los problemas complicados; de que el secreto de una vida plena es vivir intensamente cada momento, aprovechar cada día y ser feliz con lo que se tiene.