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Cuando el cantante Bep Marquès me dice que a su abuelo le llamaban en Redó y que vendía golosinas en un carrito ambulante se me abre el archivo de la memoria. ¿Será verdad que el tiempo es cíclico, como quería García Márquez, y todo pasa y todo vuelve? Tenía poco pelo en la cabeza y era de aspecto delgado, con toda la bondad y diría que resignación del mundo en los ojos. Solía parar en la esquina de la plaza de las palmeras con un carrito de helados La Menorquina de color azul celeste, con un toldo muy coqueto y unas tapaderas niqueladas en forma de cucurucho de lo más vistoso. A menudo le ayudaba su mujer, que era aún más flaca que él, con el pelo blanco recogido, parapetada tras unas gafas de cristales grandes y parecía también más resuelta, quién sabe si más enérgica. Él no; él sabía que estábamos en la 'otra' isla de la calma, que el tiempo pasaba lento sobre las piedras desnudas de los palacetes de Ciutadella, que no había que apresurarse porque aquí las cosas no cambiaban en muchos años. Mi tío Mario me llevaba ante el carrito y me compraba un bombón helado que llamaban Creación 51 o Creación 57 y eran, sencillamente, exquisitos. «Açò és s'hereu!» decía en Redó. Entonces todo el mundo lo decía, para complacer a mi tío, que era un personaje de lo más popular. En Redó llegó a regentar el primer quiosco fijo que hubo en la plaza de las palmeras, que también se llamaba plaza de Alfonso III, pero que la gente conocía como Sa placeta des rellotge. Entonces ya no había reloj, pero estaba en Redó con su infinita bonhomía. Al final de su vida le vi vender chufas, rajas de coco, caramelos y demás en un cochecito de bebé usado. Se parapetaba en el sitio de siempre, con una gorra redonda de las que por aquí se llaman beca, con el aspecto más derrotado y triste del mundo, y se me iba el corazón tras la mirada, porque ya había crecido, ya era todo un hombrecito, como suelen decir, y sabía que la vida es así.

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Sé que Bep Marquès ha interpretado a veces el personaje de Bartomeu de Son Tica en la zarzuela «Foc i Fum», de Francesc de Assís Rosselló i Sintes, con texto de Joan Benejam i Vives, y sé que en dicha obra en Carralet suele cantar: «Qui em compra avellanes / tendretes i sanes / anous i rosquilles, / confits, carquinyols?». Sé también que entre los muchos intérpretes del personaje, entre los que descuella Tolo Carreras, flota el espíritu d'en Redó, como flota todavía sobre la plaza de las palmeras, que por fin recuperó su reloj.