El sueño ha terminado: la Editorial Moll ha cerrado sus puertas. No sé lo que queda después de 80 años de actividad; supongo que un montón de libros, y un montón de recuerdos. Te quiero un montón, dicen ahora los niños; o te quiero mogollón. La lengua, y la lectura se han empequeñecido lo suficiente como para dar al traste con el sueño de Francesc de Borja Moll, el filólogo, el hombre del diccionario Alcover-Moll. Dicen que ahora las nuevas editoriales proliferan, pero no creo que muchas vayan a durar 80 años. A lo mejor 80 días, que es más o menos lo que debe de durar una novedad editorial en el escaparate. Algunos editores se empeñan en realizar grandes lanzamientos de títulos que no todos leen, pero que compran; no creo que esto sea un buen negocio en un país hasta ayer analfabeto como el nuestro. Hoy mismo, si bajo a la calle, alguien me dirá aquello de que no lee en catalán porque no se lo enseñaron. La editorial Moll lo intentó con libros de calidad desde sus difíciles inicios. Debe de haber sido una larga agonía, porque ya se sabe que de insensatez es el colmo y que como lo paga el vulgo es justo hablarle en necio para darle gusto.
Les coses senzilles
Sombras
27/10/14 0:00
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