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Que el corazón no se pase de moda, dice Sabina. Y se podría añadir (entre otras cosas): que el próximo año se reestructuren las obras faraónicas plagadas de macrorrotondas de la carretera general de Menorca y se hagan otras mejoras de una forma razonable y respetuosa con el paisaje de esta Reserva de la Biosfera, paisaje que, si impedimos que lo destrocen, seguirá siendo el principal atractivo turístico de la Isla. Y añado más: que el resultado se parezca en algo al folleto engañoso que han confeccionado y repartido a cambio de unos cuantos miles de euros del presupuesto pagado por todos y sin el dibujo de ninguna rotonda (qué falta de respeto a la inteligencia de la gente) en la portada del panfleto. Qui estima Menorca no la destrueix. Emocionante, por cierto, ver el domingo a tanta gente despierta en Maó y ver a tantas jóvenes (aquí uso el femenino por mayoría parlamentaria) defendiendo su isla querida (inquietante, por otro lado, escucharme por primera vez diciendo «qué bien, hay muchos jóvenes»: el tiempo huye).

Que el próximo año volar a Menorca desde los principales aeropuertos y volar desde Menorca a la inversa no suponga un gasto sangrante para muchos bolsillos. Que se establezca la ansiada tarifa plana para los residentes para que la insularidad, como cualquier otra profecía, no conlleve una sentencia de muerte para la mayoría de los negocios y proyectos. Que ninguna compañía abuse del monopolio en ninguna ruta y que podamos, de paso, visitar más a nuestras familias y a nuestros amigos y viceversa y que yo, en este caso, pueda ejercer de tía y de (hada) madrina en condiciones. Skype no es suficiente cuando existe una Daniella.

Que les recordemos, gobierne quien gobierne, que son meros representantes, y no amos y señores de ningún sillón. Que participemos todos más y mejor. Que las elecciones griten. Que los programas electorales sean contratos en firme, que su incumplimiento por defecto sea considerado estafa y que los estafadores vayan a la cárcel. Que los corruptos vayan detrás y que cumplan íntegras sus condenas: que la justicia sí sea igual para todos. Que devuelvan lo robado (y lo rescatado). Que los recortes sean sobre todo de asesores, de políticos, de privilegios absurdos, prebendas, complementos y dietas inmorales.


Que podamos

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Que la separación de poderes se haga realidad el próximo año en España. Que los jueces no puedan ser tocados y hundidos por los políticos de turno y que éstos, además, se pillen los dedos en las puertas giratorias. Que la transparencia sea transparente y que el presidente/ausente del Gobierno, Mariano Rajoy, salga de las pantallas de plasma y de la historia. Que la monarquía deje paso a una nación de naciones (o lo que salga) que decida por ella misma la forma en la que quiere convivir: que la Constitución se lave la cara. Que se extinga el bipartidismo como negocio vitalicio y que venga la democracia (real) como cuando viene la primavera y todo el mundo se lanza medias sonrisas.

Que el próximo año la Unión Europea prohíba las prospecciones petrolíferas en Canarias y en Balears, que le saquen los colores a un Gobierno que guarda Bárcenas en la manga, que nos habla de las bondades de dejar de importar barriles de petróleo (si encuentran y montan sus plataformas) como si las empresas privadas de turno que los quieren exprimir (fauna marina, turismo y futuro mediante) los fueran a regalar luego en cada gasolinera. Que se apueste por energías renovables en el país del sol y del viento, que empiece ya el cambio inevitable y que la conservación del planeta pase a ser prioritaria, por encima de las ambiciones de cualquier futuro consejero delegado: ellos pasan, la tierra se queda.

Que ningún joven se vea obligado a emigrar de un país en ruinas, que tenga opciones de construirlo, de quedarse (y de marchar, si quiere). Que la conciliación atraviese la palabra conciliación y que España deje de estar a la cola europea en ayudas a las familias, en duración de los permisos de paternidad y maternidad y en flexibilidad laboral (si hubiere o hubiese algo laborable: que los millones de personas que buscan trabajo lo encuentren/encontremos/fabriquemos sin obstáculos añadidos).

Que ningún juez, por orden de ningún banco (ni de nadie), eche a la gente de su casa con la complicidad de la Policía (que se rebelen todos) sin garantizar un techo: un alquiler social o un piso antes vacío y propiedad ahora de cualquiera de esos bancos que especularon con ventaja política y a los que luego se rescató con dinero público mientras asfixiaban al pueblo con la otra mano. Que ningún ser humano al que le sea arrebatada su casa por no poder pagar la hipoteca quede además con la deuda a cuestas: que la dación en pago sea la norma, que los cobardes (PSOE y PP) que no quisieron zanjar la vergüenza inmobiliaria, confiesen sus pecados y pidan perdón. Y que todas las noches, como diría Sabina, sean noches de boda y que todas las lunas, sean lunas de miel. Por pedir que no quede. Feliz 2015.

@anaharo0