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En mi época estudiantil a la hora de elegir las optativas me decidí por Historia del Arte. Lo daba una mujer joven muy entusiasta. Estudiábamos las obras de los grandes maestros. Dentro de su contexto, con sus mecenas, y las peculiaridades de los artistas. La profesora nos pasaba ristras de diapositivas. La clase, en penumbra para dar vida a aquellas imágenes que nos proyectaba. Ha llovido desde entonces. Recuerdo familias reales, figuras, desnudos, paisaje, y bodegones. Ahora con un solo clic haces fotos, las subes a Instagram (un programa de fotos), le pones el filtro que quieras y las pasas con el dedo. Pero para mí lo más asombroso son los miles de millones de fotos de bodegones (naturaleza muerta) que circulan por las redes. Se comparten imágenes de una tostada con un zumo y de fondo el mar; unas flores sobre una báscula vintage; una camisa con unos zapatos acostados en una cama con dosel; una estilográfica sobre un diario. Pero quizás lo que más me alucina es fotografiar la comida: unos batidos, un plato de paella, una cerveza y dos pinchos, ... eso me hace pensar varias cosas: o es que estás solo y quieres compartir tu instantánea para sentirte acompañado; o quieres fardar de tu super croissant de mantequilla a orillas del río Sena. Pero ahí no acaba mi sorpresa. A muchas fotos le acompaña un rótulo de «buenos días», «buenas noches», «que tengas un feliz día», «feliz viernes», «feliz fin de semana». Me hace gracia comprobar las veces que me han dicho «buenos días» con una taza, con un peluche, con un conjunto de ropa sin modelo, otras con modelo, con flores, con palmeras... me dicen más buenos días por imágenes que en persona. Y eso que me parece más hermoso saludarse mientras te cruzas con el vecino, o cuando vas a las panadería. Es curioso comprobar que las personas pueden ser más comunicativas y acercarse más a ti a través de una imagen y un rótulo por las redes que si te la encuentras en persona.

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Quizás hay quien piensa que enviando masivamente una imagen con «que tengas un buen día» ya ha cumplido sobradamente con su cupo de relación social pero a veces este gesto me chirría. No es coherente que seas tan espléndido con un súper oso amoroso que abraza un ramo de flores y después si te he visto no me acuerdo. «¡Perdona! ¿Eres la misma persona encantadora del facebook?». Tampoco voy a ser tan estricta. Es estimulante. A todo el mundo le gustan imágenes bellas para despertarse y para irse a dormir pero cuando el disco se repite tantas veces se raya y es hasta ridículo. Todo ello me hace pensar, que deberíamos saludar en directo de una forma tan bonita como lo hacemos en las redes. Así el bodegón cobra vida.

@sernariadna