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No lo suelo hacer hasta que me lo han pedido. Esta columna es una petición de una lectora. Como cuando en la radio algún escuchante llama para que le pongan una canción. Me ilusiona que esta columna pueda ser altavoz del Día Mundial de los Derechos en el Nacimiento, del Nacimiento y primeras horas de vida, del Nacimiento sin Violencia. Supongo que esto último se refiere a tener un nacimiento cálido, afectuoso por parte de todos, desde el personal sanitario como del propio núcleo familiar: mamá y papá que colaboran con ginecólogos, matronas, enfermeras. Ese día en que deberíamos felicitarnos todos. Y si además el día de tu nacimiento siguieron la «hoja de ruta» marcada por la madre pues fenomenal, aún mejor. Claro siendo flexible las dos partes. Porque lo fundamental es la vida del bebé, del nuevo ser humano que se incorpora a este mundo y respira el mismo aire que los adultos. Es un día además para descubrir o recordar -para quienes han tenido la buena suerte de tener un buen parto- de la importancia del nacimiento y las actuaciones que favorecen la adaptación del bebé fuera del útero.

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Hoy habrá dos actos. Uno que lo impartirá la matrona Patricia Pérez en el Centro de Salud Dalt Sant Joan, a las 18 horas, con el apoyo del Govern de la Illes Balears. Y otro en un centro de yoga de la calle Campament a las 19.30 horas, donde se proyectará un documental. Y es que es tan importante cómo llegas a este mundo como la crianza y el posterior desarrollo hasta cumplir los 3, 4 años. La base, los cimientos para construir la felicidad y seguridad de esa persona. Un nacimiento que me impactó ver fue en la adaptación al cine de «El Perfume», de Patrick Süskind. No quiere decir que tras ese brutal nacimiento crezca un asesino, estamos hablando de ficción. El protagonista nace mientras su madre atiende en un puesto de desechos de pescado. Sólo de imaginarme ahora que soy madre dar a luz en esas circunstancias, wow! le doy una colleja al Süskind, «¡pero que te has creído!», «tenemos derechos para tener un parto en condiciones o un alumbramiento». Me vienen a la memoria muchos partos de ficción como el de «Carne Trémula», en que Penélope tiene que parir en un autobús. Entiendo que el porcentaje debe ser bajo pero en los periódicos cuántas veces habré leído «niño nace en taxi; o en la acera y le asiste un bombero»,... pero lo normal es que lo vayas a hacer a un hospital y que allí en esas instancias públicas como privadas tengas las mejores manos profesionales.

@sernariadna