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Publicada en Facebook veo una factura de Gas Natural Fenosa a un consumidor de Barcelona según la cual por 0'12 euros de energía consumida le corresponde pagar 41'29 euros en total. Le cobran 31'26 euros por potencia contratada, 1'60 euros por impuesto de electricidad, 1'14 euros por alquiler de equipos de medida y control y 7'17 euros por impuesto aplicado (21 por ciento): total 41'29 euros. El epígrafe de la publicación dice literalmente: «Si hace unos días denunciábamos el abuso desmesurado que realizan las compañías eléctricas españolas en la facturación, en esta ocasión publicamos otro ejemplo de estafa legalizada como base del negocio neoliberal». Decía Anaxágoras que «si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía». Pero en este caso no veo cómo podemos sustraernos al engaño, puesto que no podemos pasarnos la vida sin luz eléctrica o sin gas. Anaxágoras, por cierto, fue un filósofo griego nacido 500 años antes de Jesucristo, de modo que debió de alumbrarse con un candil y calentarse al amor de la lumbre, y nunca pudo llegar a concebir este tipo de estafa pública de la que hablamos.

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Otra frase que hace referencia al engaño, atribuida al marqués de Vauvernagues, un moralista francés del siglo XVIII, afirma que «el arte de agradar es el arte de engañar». La verdad es que con facturas como la aducida resulta difícil que el engaño llegue a resultarnos agradable. Pero como estamos en época de precampaña electoral la afirmación podría resultar clarividente. Decir que el arte de agradar es el arte de engañar me suena a política. De repente, cuando se acercan las elecciones, todos los partidos intentan agradar al electorado, con la sana intención de conseguir sus votos. Pero si el arte de agradar es el arte de engañar, aplicando un ajado silogismo resulta que todos los políticos quieren agradar luego todos los políticos engañan. Tanto es así que los que gobiernan suelen realizar mejoras vistosas cuando se acercan las elecciones, pagan atrasos, suavizan impuestos, devuelven pagas extra retenidas para «sanear la economía del país» o atacan implacablemente a los independentistas por aquello de» fot-li que és català!». Engaños. Si me engañas una vez es culpa tuya, si me engañas dos es mía. Y sin embargo muchos gobernantes alcanzan dos legislaturas, y muchos diputados repiten una y otra vez, aunque tengan que mudarse de camisa. Lo que nadie hace es dejar de cobrar 50 euros por cada euro de consumo, sobre poco más o menos.