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Cuenta la leyenda que hubo un tiempo, no demasiado lejano, donde había lo que los juglares de la época llamaban trabajo estable. Incluso cuentan los más atrevidos, quizás los más fantasiosos, que en aquellos tiempos las empresas montaban una cena y regalaban un reloj a los trabajadores que llevaban en ella 25 años... sí, queridos lectores, han leído bien ¡25 años currando en la misma empresa! alucinante. Relatan, llevando la imaginación hasta sus límites, que existían seres mitológicos creados por los propios trabajadores que se unían y peleaban por sus derechos.

Que Zeus se convirtiera en polvo de oro para seducir mortales y engendrar semidioses puede tener un pase, que Afrodita naciera ya adulta de la espuma del mar y fuera diosa del amor y la lujuria vaya que vaya, que Poseidón, además de reinar en los mares, fuera un mujeriego incansable, lo podemos aceptar, al fin y al cabo esos dioses mitológicos griegos tenían muchos defectos humanos. Sin embargo leyendas como la del trabajo estable, o incluso la que cuentan ahora acerca de que los mandamases del mundo se reúnen en París con la intención de no seguir echándole mierda al planeta, y así evitar que se vaya al carajo definitivamente, no se lo cree nadie.

Hay historias que cuesta mucho tragarse y la lucha contra el cambio climático por parte de los gobiernos es una de ellas. Allá por el año 1896 el científico sueco Svante Arrhenios advirtió de que el abuso de combustibles fósiles podía acelerar el calentamiento del planeta, no se le dio mucha bola y se han derretido muchos casquetes polares desde entonces. Ni nuestra Menorca Reserva de la Biosfera cumple con el cupo de emisión de CO2, imaginen como va lo demás.

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De hecho el propio concepto de cambio climático es un invención de la administración Reagan, lo que realmente ocurre es un calentamiento global del planeta por culpa de la avaricia humana que no para de tirar gases muy chungos, pero los asesores del viejo vaquero pensaron que era mejor hablar de cambio climático, un cambio puede ser a mejor o a peor y lo de calentamiento global sonaba muy mal, puro marketing.

George W. Bush, el otro vaquero, se pasó por el forro de sus botas tejanas el protocolo de Kyoto, como hicieron los otros dos países más contaminantes del mundo China e India, alguien confía en que estos gigantes de la polución van a empezar a cuidar el medio ambiente ahora. Será que han oído la vieja profecía del pueblo navajo que decía algo así como: cuando hayan talado el último árbol, cazado el último animal, contaminado el último río y pescado el último pez, se darán cuenta de que el dinero no se come. Demasiado poético para que los grandes magnates del petróleo se lo traguen, casi es más fácil creer en mitos como el trabajo estable.

Algunos siguen empeñados en que nos quedemos en el mito y no pasemos nunca al logos, en que estemos más en la fantasía y la superstición que en el racionamiento, porque así ya les va bien. Algo me dice que si Zeus volviera a la tierra en forma de polvo de oro, más que ligar iba a conseguir que alguien lo fundiera en un horno muy contaminante para convertirlo en lingote y enviarlo algún banco suizo. Sea como fuere, lo que queda claro es que esa cumbre de París no ha empezado nada bien, de hecho los policías franceses han contribuido al cambio climático tirándoles gases a los manifestantes que luchaban contra el cambio climático, doble golpe al planeta, violencia y mas gases, y eso es un hecho no es un mito.

conderechoareplicamenorca@gmail.com