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Ya tenemos la liada gorda. Aquellos que esperaban un otoño tranquilo, después de un verano loco, pecaron de ingenuos. Entonemos el mea culpa, pero sin fustigarnos demasiado, se detecta en el aire un problema de autoestima generalizado y debemos combatirlo pero ya.

Y el lío no viene por las elecciones gallegas o vascas, bastantes chorradas se escriben ya sobre ese teatrillo político que tienen montado. Tampoco viene el enredo porque sigamos con un gobierno en funciones sustentado en un partido carcomido por la corrupción y en una oposición bastante inoperante. Ni tan siquiera tenemos el follón montado por culpa del reencuentro de los primeros concursantes de Operación Triunfo, por dios, no había suficiente con soportar a Bisbal y a Chenoa por separado que ahora los tienen que juntar de nuevo.

El nudo gordiano de la cosa está en algo más perverso y oscuro. Es una noticia que ha aparecido en las páginas de economía, cuando tenía que haber sido portada, o cuanto menos aparecer en la página de sucesos, por las consecuencias tan chungas que traerá. Redoble de tambor, la Bayer ha comprado la empresa Monsanto, ya lo he dicho.

La unión de estos dos monstruos empresariales ha creado un entramado valorado en 58.000 millones de euros, chúpate esa Amancio Ortega. Se pueden estar preguntando, queridos lectores, pues bueno, pues vale, en que me afecta a mí este rollo patatero. Para mí que en algo le va a tocar, veamos.

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La multinacional Bayer famosa por su aspirina es la que controla todos los pesticidas del mundo. La Monsanto, famosa por colaborar activamente en el desarrollo de las armas nucleares, controla todo el mercado de semillas del planeta. Tachín tachán, estamos en sus manos, vamos a comer mierda al precio que ellos digan y cuando ellos digan.

Ellos hablan de la necesidad de alimentar a los 3.000 millones de criaturitas que seremos en el año 2050, pero para mí que el consejero delegado de Bayer, el señor Wener Wauman, se está frotando las manos pensando en los miles de millones de beneficio que va a tener, llámenme mal pensado.

Ambas corporaciones tiene un largo listado de hechos bastante siniestros. Los pesticidas de Bayer han causado la muerte a muchas personas, empleando venenos químicos como el Baysiston, usado para el café, o el Gaucho, usado en los girasoles. A través de sus filiales está metida de lleno en el saqueo del coltan, ese material con la que se fabrica los Smartphone tan chulos que nos compramos, y ya saben que la guerra del coltan en el Congo esta matando a muchas personas. Por citar solo un ejemplo en el año 1999, en un pueblo de Perú, murieron 24 niños, tras tomar su desayuno escolar, por un producto usado por Bayer llamado Parathión Etílico. Todo esto y mucho mas lo encontraran en el libro " El libro negro de las marcas: El lado oscuro de las empresas globales" de Klaus Werner y Hans Weiss.

Y ahora, los que algunos consideran la encarnación del mal en la tierra, la empresa Monsanto. Tiene un currículo impresionante: comercializó polvos tan sanos como el DDT, el Agente Naranja, la Dioxina, o los fertilizantes a base de petróleo. Así como el pesticida más superchungo del mundo, el Glifosato, relacionado con muchas muertes por cáncer. Además de ser los dueños de todo lo transgénico, olé y olé, un derroche de virtudes.

Termino, al fin y al cabo estos temas aburren ¿verdad?, y está a punto de empezar el nuevo programa sobre la chuchipandi de Bustamante y la interesantísima vida de Terelu. Feliz, y no transgénico, jueves.