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Si te soy sincero, amigo lector, no comparto el criterio estético con el equipo de gobierno del ayuntamiento de Mahón. El de funcional, puede, pero el de estético, ni hablar. El problema no lo tienen ellos, claro, soy yo el raro, el que piensa diferente, el que ve como un armatoste impresionante el hecho de construir un ascensor como el que proponen en un lugar que no cuenta con ningún elemento para disimularlo. Ya te digo, soy un rarito que tiene el gusto donde yo me sé. Caso aislado.

No te preocupes por mí, amigo lector, no es la primera vez que me pasa. Tampoco compartí el mismo criterio que aplicaron cuando se permitió el armatoste de Cala Llonga cuyo exoesqueleto reposó tranquilamente durante años en el horizonte de las magníficas vistas que hay en el puerto de Mahón. Lo mismo me sucedió con la cárcel a la que no vi ni veo ni veré sentido alguno puesto que ni el emplazamiento me parece lógico ni su funcionalidad. Pero oye, a mi no me pagan por ser el cabeza pensante ni el mandamás. Eso le toca a otros.

Como el mismo que tuvo que dar el visto a bueno a la especie de mausoleo camuflado de variante en Ferreries y una rotonda tan grande que cuenta con diferentes husos horarios en un extremo y en otro. Existía una necesidad real, sí, de hecho una demanda muy antigua de los vecinos y se ofreció una solución. Los mismos criterios estéticos que no comparto, imagino.

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Hay otros proyectos que por simpatía política me deberían gustar más de lo que lo hacen o lo hacían, supongo que también allí juega su baza la estética. Ahora te escribe el ciudadano, no el regidor, y lo hace desde la perplejidad del que sabe que van a herir a su ciudad y nada o poco puede hacer.

A estas alturas me deberían preocupar un par de cosas como si soy el único al que le disgustan estos ejemplos, la oveja descarriada, y por lo tanto el criterio estético que tengo o dónde están aquellos que tan fervientemente protestaban en mitad de la carretera recelando de un impacto visual que ahora parece que no se va a dar con un ascensor de más de 25 metros de altura en mitad de un acantilado que es el primer rostro que le llega a los miles de visitantes que arriban por mar. ¿Habrán emigrado de la Isla? Quizás el GOB debería interesarse por este fenómeno migratorio. O el ascensor, quién sabe.

Me consuelo, a pesar de que tenga el criterio estético atrofiado en relación al equipo de gobierno mahonés, pensando que el estropicio me parece que va a ser malo pero al menos tendré la conciencia tranquila de no ser yo el que clavó tamaña lanza en el corazón del puerto de Mahón.