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No se sabe bien el porqué, pero los videos de gatitos son los que más visitas tienen en Internet. Le pregunté a una community manager, especialista en redes, para que me ilustrara y su respuesta científica fue: «no tengo ni idea, pero son tan monos, y hacen tanta gracia». Comprobado, nadie tiene la clave para explicar por qué unos videos crean modas, y otros pasan completamente desapercibidos.

Parece que todos los videos virales tienen en común un punto de simpleza que los hace de consumo fácil. Como la comida rápida, o las canciones de estribillo machacón. Aún reconociendo esa coincidencia, que dice muy poco de nosotros como especie, y hasta que los efectos del mordisco que me dio la vecina del cuarto que emitía extraños gruñidos zómbicos me hagan pleno efecto, me siento miembro de esa especie, nadie, repito, puede garantizar el éxito de un video. Lo único seguro en Internet es que la información meteorológica y la pornografía siguen siendo de lo más buscado, ahí lo dejo.

Hace un tiempo se puso de moda en las diferentes redes el conocido como Ice Bucket Challenge. La moda consistía en tirarse un cubo de agua helada por la cabeza y retar a tres personas más a hacerlo. El origen del desafío estaba en ayudar a combatir la terrible enfermedad ELA, Esclerosis Lateral Amiotrófica. Pero tan noble causa quedó difuminada por el morbo chorra de ver a los famosos tirarse agua helada por la cabeza. Hasta Paquirrín y Lydia Lozano se tiraron el agua, vaya nivel. Y el tema no se solucionó. La semana pasada hubo una marcha en Madrid de las personas afectadas de ELA, y sus familiares, para exigir mayor dotación para investigar una enfermedad que mata en nuestro país unas 900 personas al año. Si la investigación para combatir las enfermedades tiene que depender de que personajillos famosos se sumen a una moda, lo tenemos claro.

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En estos días un nuevo desafío se ha puesto de moda, el llamado Mannequin Challenge, o reto del maniquí. Parece que el origen está en los videos que comenzaron a colgar un grupo de adolescentes en EEUU. Hay que decir que este reto al menos no se esconde bajo una supuesta causa solidaria, algo es algo, como debió pensar el exministro Jorge Fernández Díaz cuando le dieron la presidencia de una comisión parlamentaria inútil y cara.

El complicadísimo reto consiste en quedarse quieto, ya está. La moda se extendió rápidamente entre diferentes equipos deportivos, que se congelaban en los vestuarios mientras una cámara recorría el escenario. Pero ¡pum!, dio la explosión definitiva y ya no hay famoso de medio pelo, o de pelos enteros, que no se haya quedado quietito delante de una cámara. Hasta la compi-yogui más famosa del país, conocida también como reina Letizia, parece que se marcó uno en la solemne apertura de las Cortes Generales, toma nombre rimbombante. Mientras su marido, cuñado de Urdangarin, conocido también por algunos como Su Majestad el Rey, soltaba un marmoleo discurso, Leti ni parpadeó, increíble la capacidad de concentración que da el yoga.

No nos debe extrañar, queridos lectores, que se ponga de moda estarse quieto, lo de no mover el culo se nos da de maravilla. Solo cuando Miley Cyrus puso de moda el Twerking, algunos movieron el trasero, pero para eso mejor hubiera sido seguir inmóviles. Hagamos pues como nuestro presi, cuanto más arrecian los problemas, más quietito se queda él con su puro y su «Marca», y ya ven, le va fantástico, de lujo. Feliz jueves, y todos quietos, tal vez así, la cosa mejore.