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Han tenido que pasar años de crisis, de movilizaciones ciudadanas, de desahucios y de situaciones límite de muchas familias hipotecadas pero, finalmente, los jueces están poniendo en su sitio a los bancos que con opacidad y malas prácticas colocaron a su vez contra las cuerdas a sus clientes. La justicia es lenta, cierto, pero acaba llegando, también en Menorca. Los juzgados especializados en reclamaciones relacionadas con cláusulas hipotecarias no dan abasto, han recibido 74 reclamaciones sobre este tipo de asuntos desde el 1 de junio y la mayoría se han resuelto a favor de los consumidores. En el caso del juzgado número 3 de Maó esa proporción es elevadísima en lo que se refiere a la cláusula suelo, en todos los casos se ha estimado la reclamación del cliente excepto en uno.

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Y es que la prueba del algodón, en este caso llámese control de transparencia, con simulaciones de la evolución del tipo de interés que puedan hacer entender claramente a un consumidor medio -con conocimientos básicos o sin ellos de banca-, que no se favorecerá de la bajada del euríbor por debajo de un límite o suelo, no la están superando las entidades. Sencillamente porque la mayoría pasaron de puntillas por esa parte del contrato, y aquí deben tener también alguna responsabilidad los notarios, que al parecer fueron testigos mudos de muchos de estos abusos. También fallaron en su papel, que a lo mejor debería ser algo más que leer de carrerilla un montón de formalismos que la mayoría de los mortales es incapaz de asimilar antes de estampar la firma que le atará de por vida.

Falta saber ahora cómo se van a resolver en los juzgados especializados de la Isla los casos de reclamaciones de los gastos hipotecarios; en otras provincias ya hay sentencias que obligan a devolverlos, incluido el gasto de tasación. El número de reclamaciones va a aumentar y los juzgados deberían contar con los refuerzos de personal oportunos para poder afrontarlas.