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Qué te apuestas que gano la carrera o qué te apuestas que no viene. Son frases habituales del hablar corriente, la apuesta está en el lenguaje corriente. Y en los despachos de lotería, en los hipódromos, en las paradas callejeras de la ONCE.

El campo se amplía ahora para los aficionados al juego con una modalidad muy asociada a la idiosincrasia británica, que incluso optó por el sistema electoral mayoritario por lo que tiene de apuesta, el que saca un voto más lo gana todo. Cualquier acontecimiento deportivo es bueno para apostar, que es fiar a la suerte o a la autoestima la obtención de unas perrillas, no son apuestas pensadas para hacerse rico.

Ocho locales con sus correspondientes terminales permitirán sumarse a esta fiesta a muchos, aficionados o no al fútbol, la hípica y hasta a las carreras de galgos. Entender puede ser importante pero lo es más intuir quién será el primer jugador amonestado, cuántos goles marcará Messi o cuántos penaltis se pitarán en un partido.

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Es probable que aparezca alguna asociación -ya está tardando para lo que es costumbre- en protesta por lo que calificará fomento de la ludopatía. Aquí, ya se sabe, se presenta un proyecto para desplegar una red de gas natural y antes de 24 horas se ha montado una plataforma en contra o se presenta una planta solar y al día siguiente hay 14 asociaciones qiue descubren allí un paisaje inigualable.

Cuando se convocó el concurso para un casino en el puerto de Maó a finales de los 90 un partido político -poco liberal, partidario de obligar y prohibir se opuso con argumentos morales, era una tentación para la buena conducta.

Lo que es un divertido entretenimiento para unos conlleva la maldad para otros. El que quiera jugar que juegue, tiene una alternativa a esa quiniela que siempre tira y nunca acierta o a ese cupón que se resiste o a la lotería que -por algo será- nunca juegan los matemáticos.