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Son 157 las ideas presentadas a los presupuestos participativos del Consell, 125 han caído en primera ronda y ahora los propios ciudadanos tendrán que elegir entre 32 proyectos. Las votaciones comienzan hoy pero para que uno no se vote a sí mismo todas las veces posibles, habrá que elegir seis propuestas, tres locales y tres insulares. La respuesta de la gente ha sido buena, lo que demuestra que cuando se da la oportunidad –sobre todo cuando se trata de decidir en qué gastar el dinero público–, una mayoría quiere decir la suya. El sistema es más abierto, llega a más personas que la clásica consulta a asociaciones y colectivos, interlocutores varios de la administración en los que no todos nos sentimos representados, aunque una cosa no excluye la otra.

Los primeros presupuestos participativos del Consell siguen la estela abierta por los municipios, primero Es Mercadal luego Sant Lluís y Maó, y también los ayuntamientos se verán beneficiados por estas inversiones. La construcción de este nuevo modelo de participación ciudadana se ha extendido en los últimos años en España, Andalucía fue pionera, luego ha pasado a ciudades como Zaragoza, Valencia o Bilbao. Son millones de euros a invertir que los administrados pueden decidir y eso supone una garantía para los políticos, que siempre pueden argumental que tal o cual proyecto se realizó escrutando la votación popular. No estarán todos, en Menorca faltan voces sobre todo jóvenes, que necesitan equipamientos, locales, pero hay un buen puñado de ideas para elegir, algunas, como admitió la consellera Gómez en la presentación, no se les habrían ocurrido a los que gobiernan. Y es que afortunadamente la sociedad no es siempre una turba enfadada y vociferante, bien en la calle o en internet, sino que hay personas que piensan y están dispuestas a colaborar y a tirar del carro.