Pedro Sanchez en su escaño al tumbarle su propuesta de aumentar el techo de gasto

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Desde principios del siglo XX ese eslogan y también la canción con ese título se ha cantado con bastante frecuencia en las manifestaciones callejeras y en muchos actos reivindicativos. Es una frase que muestra la ilusión de que la sociedad puede ser auténticamente democrática y que pone además la condición necesaria para lograrlo: la unidad del pueblo.

Recuerdo la ilusión con que lo gritábamos en la fase dictatorial del gobierno de España y la esperanza que nos infundia. Ahora lo sigo oyendo y a veces me produce la sensación de una triste risa.

Cada vez más me doy cuenta que esa unión que esperábamos conseguir está más fuera de nuestro alcance, y no es porque el pueblo no quiere esa unión, sino porque quienes representan a ese pueblo tienen otras prioridades y se dedican a pelearse entre ellos para conseguir los objetivos políticos de sus dirigentes mas que a unirse para apoyar a lo que este pueblo quiere y necesita.

Pedro Sanchez en su escaño al tumbarle su propuesta de aumentar el techo de gasto

La Izquierda Unida fue un ejemplo de constantes disensiones internas que llevaron al partido casi a su desintegración. Con la emergencia de Podemos, con ilusión renovadora, parte de IU se les unió. Pero otra parte no quiso hacerlo, porque según dijeron era importante mantener las siglas. Ya aquí se ve las prioridades de algunos, la unidad tiene menor valor que las siglas.

Pero claro, con la intrínseca estupidez de la dirección de Podemos que demostró desde el principio que lo más importante eran los sillones en el gobierno, el crecimiento de Podemos paró.

Después de las elecciones del 2016, Podemos torpedeó la posibilidad de un gobierno de centro izquierda con el PSOE. Esto unido al motín de Ferraz que partió al PSOE en dos por la ambición de la Susana y que acabó con la posibilidad de un gobierno de los llamados partidos de izquierdas, dando el poder a Rajoy.

De nuevo las izquierdas en aquel momento volvieron a demostrar que no les gusta ir unidos, que para ellos es más importante los deseos de gobierno de los individuos que encabezan sus partidos que lo de ir unidos. En cambio en eso el PP no tuvo problemas, con el apoyo de Ciudadanos se mantuvo en el poder.

El pasado 1 de julio y con la moción de censura PSOE y Podemos dieron muestras de que a lo mejor podrían ir unidos. Se formó un gobierno del PSOE que requería el apoyo de Podemos y otros partidos Parecía que recobraban el sentido común y estaban dispuestos a pactar para mantener un gobierno de izquierdas.

Duró poco la paz en la izquierda. Podemos retiró su apoyo al gobierno de Sanchez al proponer un nuevo techo de gasto que había negociado con Europa. La subida no era grande, pero algo mejoraba el presupuesto del PP, pero en vez de intentar negociar como se distribuía el gasto dentro el presupuesto, Podemos retiró el apoyo al PSOE, haciendo aun más vulnerable el Gobierno de Pedro Sanchez. Con esto han conseguido perjudicar también a los ciudadanos que se podían beneficiar de la subida, aunque pequeña, del presupuesto.

A la vez Podemos central mantiene una lucha con el Podemos de Andalucía por el grave problema de las siglas. Así se ven sus prioridades, las siglas lo primero.

Durante el gobierno en minoría del PP, Ciudadanos mantuvo siempre su apoyo en el Congreso, a pesar de las discrepancias que existían entre ellos. La derecha entiende muy bien que para gobernar hay que mantener la unidad. Eso parece que nunca lo ha entendido la izquierda, a pesar de seguir cantando lo del pueblo unido jamás será vencido.

¿Que podemos hacer los votantes? Si votamos la derecha es probable que gobierne la derecha. Si votamos a uno de los partidos que se denominan de izquierda y estos ganan escaños se van a pelear entre si, dejando el camino libre para que vuelva la derecha.

Hay que esperar que algún día salgamos de esta pseudo-democracia en que vivimos y cada miembro del Congreso sea elegido por los ciudadanos, no por el jefe de lista. En este caso puede que entiendan que su continuidad en el escaño, depende de los ciudadanos y no del jefe. Entonces posiblemente voten según la voluntad del pueblo.