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Pasaron a mejor vida los tiempos de las excursiones veraniegas con los hijos a playas vírgenes. Se me agolpan los recuerdos de nuestra preferida, Cala Trebalúger o Son Saura del sur o Mitjana o Macarella, con las inolvidables comidas entre la arboleda. Tiempos de vigor físico y ganas de transmitir a los hijos la admiración y el respeto por nuestro incomparable terruño. Hoy, circunstancias obligan, los abuelos optamos por acercarnos a Santo Tomás, Arenal d’en Castell o Son Saura del Norte, y correr raudos hacia la última tumbona disponible, libro en ristre y mesa reservada en el chiringuito adyacente. Es una experiencia turbadora para un menorquín pata negra pasear por la orilla sin un miserable Ep aquí ! que llevarse al coleto. Guiri en su propia casa, el abuelo sonríe y vuelve al libro que le espera voluptuosamente depositado en la tumbona.

HOY SE TRATA de un pequeño ensayo que tiene mucha relación con lo que comentaba la semana anterior de la trumpización general que está sufriendo el mundo y que es realmente preocupante. Según el intelectual holandés Rob Riemen, ensayista y fundador del Nexus Instituut, un foro internacional de debate internacional («Para combatir esta era» Edit. Taurus 2018), «el uso del término populista es tan solo una forma más de cultivar la negación de que el fantasma del fascismo amenaza nuevamente nuestras sociedades»… Según Riemen, la ciencia y la tecnología nunca serán capaces de brindar una visión completa del ser humano, que es tan racional como irracional y el fascismo es el cultivo político de nuestros peores sentimientos irracionales, el resentimiento, el odio, la xenofobia, el deseo de poder y el miedo, pero hay una razón principal por la que el fascismo puede regresar tan fácilmente en las democracias de masas: la ignorancia.

ACABO DE LEER la información de «Es Diari» sobre el intento de boicot de un coloquio veraniego con el político catalán Albert Rivera, más deplorable aún que la algarada montada en el Ateneo hace unas semanas contra la presencia de Artur Mas, y digo más deplorable por el tono agresivo de las pancartas exhibidas y porque en el Ateneo no hubo intento alguno de interrumpir el acto, los manifestantes se limitaron a cantar y gritar unas consignas fuera del recinto. Matices aparte, se trata de epifenómenos de una peligrosa tendencia, la de no querer escuchar al Otro, sustituir el diálogo por el griterío y el insulto, lo que va en la línea de lo que expone Rob Riemen en su opúsculo: «El origen del fascismo está firmemente enraizado en el culto del resentimiento y en el vacío que éste llena en la sociedad…»

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Mientras unos energúmenos trataban de boicotear el acto de Rivera este ullastrero estaba cenando unos peculiares erizos de mar en Calesfonts con un viejo amigo catalán, madridista y riverista (¡jolín, llevamos más de cincuenta años discutiendo y solo estamos de acuerdo en algún detalle de Inés Arrimadas!). No coincidimos en nada más, solo en ir introduciendo cuñas/ coñas para reírnos de nosotros mismos y poder continuar la brega. Hoy día me temo que esto ocurre poco. La tendencia a la crispación y descalificación de quien piensa diferente es difícilmente reversible, lo cual es tan lamentable como preocupante, pues no debemos olvidar que Europa, además de cuna de la civilización lo es también del fascismo, cuyas raíces están en nuestra cultura de la inconsciente sociedad de masas…

AL NEGAR los cimientos espirituales, el alma de Europa; al ignorar la cultura, la filosofía y el arte en pro de la economía, la tecnología y los intereses nacionales, hemos permitido que una mentira se erija en orden de la Unión Europea y haya propiciado el renacimiento del nacionalismo (cuidado, de todos los nacionalismos, incluidos los de las naciones con Estado), la vulgaridad del comercio y la estupidez de los medios de comunicación y de las universidades… El patán del pelo naranja no ha hecho más que detonar el proceso en beneficio propio. División ajena, first.

Levanto la vista, compruebo que mi compañera sentimental (decir «mi mujer» es hoy una horterada, no eres nadie, y menos si se enteran que llevamos más de cuarenta años casados ¡por la Iglesia!) sigue leyendo plácidamente su Ebook, y observo el panorama de la maravillosa ensenada de Arenal d’en Castell, llena de gente, bien es cierto, pero no por ello menos bella y acogedora para el bañista, lector de tumbona y guiri ocasional, que no acaba de perder su fe en el género humano pese a su actual deriva hacia ese fascismo light que asoma la patita entre el entusiasmo del trumpismo emergente que, mucho me temo sea como un mastodóntico iceberg… «Intoxica y divide» sería su peligrosísima divisa. La ignorancia, su trasfondo. Hay que hacerle frente.