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Parecerá un arranque nostálgico, pero enseguida comprobarán, queridos lectores que no lo es. Vamos a ello, ¿no se preguntan de vez en cuando qué fue de esto o de aquello?, ¿no sienten curiosidad por donde ha ido a parar aquel tema sobre el que todo el mundo hablaba, y con el que los medios nos machacaban, y ahora parece que nunca existió? Y no me refiero al los vídeos VHS, o a los walkmans, todos sabemos que cuando nos vende tecnología quedará obsoleta en menos tiempo del que tardan algunos en ofenderse por un chiste. Cojan el primer Iphone, el que presentó Steve Jobs hace ya diez años, y les parecerá un ladrillo con lucecitas. En derechos no avanzamos, pero en tecnología vamos a toda pastilla.

Cuando hablo de echar cosas de menos me refiero a esos temas que nos metían a embudo a todas horas y de los que ya nadie habla, ven como no es nada nostálgico, para nostalgias ya tenemos a los nuevos viejos partidos políticos y la serie «Cuéntame». Premio para el que sepa como está ahora mismo la prima de riesgo. Con la matraca que nos dieron con la dichosa primita, cada día despertábamos con una nueva cifra que nos encogía el corazón, parecía que la prima iba a estallar y con ella nosotros. Íbamos de récord histórico en récord histórico, los sesudos economistas no hablaban de otra cosa, nos subían la luz y nos bajaban el sueldo, pero ellos erre que erre con la misma monserga. Pues bien, ya no está, o a lo mejor la tienen en barbecho para cuando quieran agitar de nuevo el miedo al Apocalipsis.

Sigamos. ¿Donde está la corrupción? Pues parece que se fue de puro hartazgo, porque ya no ocupa portadas, ya no abre telediarios, ni está en las páginas más visitadas de Internet. Que guay, ¿no? Ya nadie roba la pasta pública, es más nadie la robó nunca, fue todo un sueño, porque a honrados no nos gana nadie, faltaría más. Ahora el dinero de todos cundirá más y tendremos unos servicios públicos de lujo. O tal vez de tanto hablar de corrupción se produjo el efecto «llueve sobre mojado» y ya no le interesa a nadie, yo que sé.

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Y hay enfermedades erradicadas, al menos de los medios, porque ¿qué fue de la gripe aviar? Se tienen que acordar de la paranoia que nos metieron, la cantidad de vacunas que se vendieron y la cantidad de pollos que se mataron. Parecía el fin de la humanidad y de los cubos de alitas rebozadas del Kentucky Fried Chicken (cuanta publicidad estamos metiendo hoy, espero que en el digital no metan muchos banners), y de momento aquí seguimos, incluso los que se meten las incomibles alitas del gigante americano.

Y ya no hay guerras, es genial. Supongo que la calidad y la esperanza de vida han mejorado en Siria, Iraq y Afganistán por poner solo tres ejemplos. Debe ser que la cercanía de las entrañables, y consumistas, fechas navideñas, ha hecho que el corazón de los fabricantes de armas se ablande, y están reformando sus fábricas para producir juguetes. En cuanto agoten su stock de bombas de racimo se ponen con las bicicletas. Por fin el pacifismo triunfó, ¿qué puede ir mal a partir de ahora?

No sé, puesto a echar de menos algo de lo que nadie habla deberíamos pensar, también, en los tomates de verdad, vaya, al final punto nostálgico, la contradicción me define. En nuestra Menorca tenemos suerte y aún se encuentran, ¡benditos payeses!, pero en las grandes ciudades los tomates son bolas rojas de corchopan. Alguna ventaja teníamos que tener por no poder salir en tren. Antes de que la nostalgia lo envuelva todo, les deseo un feliz jueves.