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Hablemos de familias. Hasta hace muy poco solo se conocía el matrimonio heterosexual de mujer y hombre. La sociedad cambia a mucha velocidad y, el colectivo LGTBI está cada vez más presente luchando por su visibilidad y normalidad. Dentro de poco cumpliré los cuarenta y soy joven pero es curioso que no ha llegado a percibir este cambio hasta hace poco, cuando mis hijos lo van a vivir como algo absolutamente normal.

Los padres heterosexuales de mi generación nos enfrentamos a futuras reuniones familiares interesantes, es decir puede ser que el día de mañana, de aquí a veinte años mis hijos -tanto mi hija como mi hijo- vengan a casa con una persona del mismo sexo como pareja, o del sexo contrario pero de dos madres. Con lo cual ¡tendré dos suegras!. ¡Ay señor!, espero que sean majas porque ya una se las trae -con todo mi cariño-. O tendré dos suegros. O un suegro transexuado. Y varias combinaciones que usted lector puede hacer en su cabeza. Y sí, también pueden tener en su círculo de amigos estas combinaciones. Y viceversa, es decir familias LGTBI emparentándose con familias heterosexuales.

También existe la combinación de personas de otro color de piel más cetrino o moreno que han sido adoptados y son menorquines, y hablan un perfecto catalán. De todo ello, lo único que me cuesta aceptar son los embarazos subrogados, los de alquiler. Por una cuestión ética y de amor. Ese que se transfiere de madre a feto. Pero estoy en ello, trabajando este sentimiento, porque el día de mañana también mis hijos pueden relacionarse con personas de padres gays que hayan alquilado un vientre de mujer. Al fin y al cabo el resumen de la aceptación es el amor.

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Sigo por Instagram últimamente a una pareja de mujeres con su hijo @oh.mamiblue, que les di like de seguimiento por empezar a ver otros tipos de familias diferentes a la mía. Las fotos son preciosas, y en lo que muestran aparentemente hay amor, felicidad y estabilidad. Hay una foto en concreto queInstagram censuró porque están en la cama con su hijo, y había gente que no lo toleraba. Pues a mí no me causó tan espasmo al corazón, vi amor, atención, dedicación. Vuelve a estar en la red social.

Me emociona vivir este momento de diversidad familiar porque le da color a la vida. Siempre que haya respeto y sobre todo amor. Hasta en los anuncios publicitarios empieza a verse cambios de roles. Como ejemplo hombre haciendo la colada, o fregando, y atendiendo al bebé, o haciendo cupcakes para la fiesta de cumple de su hija. O como en otro anuncio de telefonía que son dos mujeres en la cama, una de ellas es de color, y la otra está embarazada teniendo en sus manos una ecografía preguntándose «que será niña o niño».

Hasta hay personas conscientes del lenguaje que usan para que sea inclusivo, y no siempre esté dominado por el masculino.