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El descuento del 75 por ciento para los vuelos interislas que apenas tiene un año de vigencia ha hecho más por unir el archipiélago que la palabrería abstracta de algunos políticos, la celebración del Dia de les Illes Balears o la propia televisión balear.

Viajar a precios razonables entre Mallorca y Menorca, preferentemente, ha propiciado que los menorquines se hayan acostumbrado a las escapadas a la isla vecina, lo mismo que los mallorquines a la nuestra, y en menor medida con Eivissa ya que no hay vuelos directos. El aumento del flujo de pasajeros en un solo año se ha situado en algo más del 30 por ciento.

La consecución de unas tarifas hasta cierto punto asequibles llegó tarde pero llegó. Todos los residentes nos hemos beneficiado, además, por la competencia entre Iberia Regional Air Nostrum y Air Europa, que también opera esta ruta, con precios prácticamente idénticos, aunque ese crecimiento no se haya completado con las frecuencias necesarias, por ejemplo, los domingos por la tarde.

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Ahora, la venta de la compañía del empresario salmantino, Juan José Hidalgo, a Iberia, en una operación que le ha reportado 1.000 millones de euros, devuelve la inquietud a los usuarios.

Sin tarifa plana y bajo el monopolio de la compañía española por excelencia, es de suponer que difícilmente vamos a salir beneficiados. Uno todavía eleva su grado de preocupación cuando escucha al Gobierno central y al balear asegurar que velarán por la continuidad de los trabajadores de Air Europa cuando se autorice la operación, y vigilarán de cerca el mantenimiento de las frecuencias y los precios.

¿Lo harán del mismo modo que vigilaron a la compañía Vueling cuando también se consiguió el descuento del 75 por ciento para los vuelos a la península y aquella incrementó las tarifas para elevar sus ganancias? Permítanme que lo ponga en duda.