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Ya la tenemos liada de nuevo. De los creadores de «Nos vamos a la mierda porque la gripe A no perdona» y de «Deja de pagar la hipoteca porque el Ébola no dejará títere con cabeza», nos llega ahora «Cuando te pensabas que China solo exportaba arroz y juguetes de plástico, el coronavirus te da en toda la cara». Hasta el brote de esta nueva enfermedad uno podía pensar que el coronavirus era una alergia republicana hacia una realeza anacrónica que subsiste por la gracia de su dios y la complacencia de los gobiernos que lo permiten. Pero no, resulta que es una enfermedad que se originó en la ciudad de Wuhan y se extiende por todo el mundo a la misma velocidad que Amazon acaba con el comercio local, Ana Rosa Quintana con el periodismo, o la imitaciones mas chusca con la autentica avarca menorquina. Es lo que tiene un mundo globalizado, que no hay Gran Muralla que paré los malos rollos.

Esto no es nuevo, queridos lectores, la humanidad ya ha sufrido unas cuantas pandemias que mermaron la población mundial a un ritmo frenético. La peste negra de mediados del siglo XIV mató entre el 30 y el 60 por ciento de la población de Europa, unos 25 millones de personas, supongo que bajaría mucho el precio del suelo para la construcción por falta de demanda. La gripe española mató en apenas dos años, del 1918 al 1920, a más de 40 millones de personas, fue una gripe muy democrática eso sí, porque no distinguió nacionalidades, ni razas, ni religiones, ni clases sociales. Trajo la muerte a una burrada de personas de forma indiscriminada y aleatoria, como cuando Thanos, el supervillano de Marvel, chasca sus dedos con el guante de las gemas del poder en la película «Vengadores: Infinity War». Lo siento, cada uno tiene sus referentes.

Y no olvidemos la viruela, que se cree que apareció por primera vez en el año 10.000 AC, y que ha matado más que todas las demás juntas, se calcula que a unos 300 millones de personas. Vamos, que la Humanidad sigue sobre la faz de la Tierra de milagro milagroso.

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Si a estas enfermedades tan chungas le sumamos terremotos, tsunamis, huracanes y demás fenómenos naturales, que se ven potenciado en frecuencia y virulencia, por el llamado cambio climático por la comunidad científica y ‘eso ha pasado toda la vida de dios’ por los seguidores del tierraplanismo, parece que el fin de todo no debe estar demasiado lejos.

Pero antes de que nos dé un parraque a todos pensemos en cuantas nuevas series de zombis podrán emitir plataformas como HBO o Neflix. O como Wuhan, ciudad desconocida hasta ahora, ha tenido publicidad mundial y en poco tiempo se dispararán los viajes de turismo organizado para visitar el epicentro del virus, como en Chernóbil. O el dinerillo bueno que facturarán las farmacéuticas vendiendo la vacuna para el coronavirus, como se forraron con la gripe aviar. O las sectas-religiones-partidos populistas que conseguirán nuevos adeptos bajo la promesa de una vida mejor ya que esta es bastante jodida, tras vaciado de carteras, por supuesto.

Algunos releerán a Nostradamus, porque piensan que el astrólogo francés la clavó con sus predicciones, otros optarán por revisar «Los Simpson», porque esa familia amarilla sí que acertó en su vaticinios, o por lo menos te ríes con ellos, que ya es mucho. No olvidemos que sin el humor es imposible salir de los sitios donde no queremos estar, y es imposible llegar a los que nos gustaría ir, lo podríamos llamar el «Carpe rien». Feliz quinto jueves del año.

conderechoareplicamenorca@gmail.com