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¿Sabes? Llevamos mucho tiempo prostituyendo el lenguaje, despilfarrándolo, machacándolo y maltratándolo. Lo manipulamos s a nuestro antojo con alevosía, desde los miembros y las miembras, hasta a los que nos da por inventarnos palabras. Lo siento. Pero también hay espacio ahora para el optimismo. Te explico…

Esta pandemia ha permitido renovar y ampliar el concepto de ‘héroe’. Para mí, los héroes y las heroínas no actúan únicamente en centros sanitarios, también circulan combatiendo la irresponsabilidad ciudadana que aprovecha cualquier excusa para saltarse el confinamiento Hablo de las fuerzas de seguridad que nadie nunca os tuvo que haber descrito como «gasto superfluo».

Son héroes los que a pesar de la situación siguen trabajando aún sin saber a ciencia cierta cuándo podrán cobrar, pero optan por seguir echando horas conscientes de que hay otros héroes, que no tienen tanta suerte y deben quedarse en casa calmando como pueden el sentimiento de frustración que le genera saber que con esta situación le sobra mucho mes al final del sueldo. También son héroes los empresarios, aquellos que siguen dando trabajo, a sabiendas de que, si logran saber cómo pagar a sus empleados cuando no ingresan nada o poco, estén dispuestos a renunciar a su propio sueldo.

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Los autónomos no son héroes, son el siguiente escalón, porque saben que cuando se abran las puertas, cuando alguien dé el pistoletazo de salida gran parte de la responsabilidad de volver a la normalidad recaerá –una vez más- en sus espaldas.
Es héroe, todo aquel que sigue trabajando lejos de los focos mediáticos que acompañan a los aplausos y a las sirenas cada día a las 20 horas. Personal de bancos, por ejemplo, que no pueden tirar todos los salvavidas que desearían a sus clientes, o aquellos que se encargan de la limpieza de las calles, de los edificios, o los que siguen repartiendo correo. Entre otros.

Son héroes los padres y madres que han aguantado estoicamente los más de 40 días que está durando esto apaciguando a esas pequeñas bestias que tienen en casa. Son héroes, también, los propios niños cuando entienden que ni papá ni mamá pueden hacer nada por dejarles salir. Son héroes los vecinos que aplauden, y también aquellos que quizás no disfrutan tanto con la farándula, pero la respetan por el bien común.

Son héroes los que están, los que estuvieron y, por supuesto, los que lamentablemente se han ido.

Alguien hablará dentro de un tiempo de una generación plagada de héroes, héroes de lo común, héroes de lo cotidiano, sin capa ni antifaz y podremos sonreír orgullosos.