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Aprovecho esta columna para dar la enhorabuena a los alumnos de la clase de mi hija Amae, Els Músics. He quedado alucinada, como madre y profesional de la comunicación, de cómo comunican delante de una cámara niños y niñas de 5 y 6 años. Primero valoro muchísimo que se pongan delante de un objetivo. Muchos padres y madres lo hacemos de manera normal pero para ellos no es su manera convencional de comunicarse y lo hacen con una naturalidad abrumadora. Quizás alguno, o alguna puede mostrar timidez, pero son decididos. Es cierto que su público, los familiares, y el escenario, su casa, son cómodos. Pero aún así, le doy valor. Después está la elaboración del contenido, mucho tienen que ver las madres y padres que están detrás, para que las niñas y niños desplieguen su vocabulario con precisión. Les he escuchado defender un instrumento, describir su mural de cumpleañeros, cantar las diferentes partes del cuerpo con personalidad y naturalidad. Dos requisitos importantes a la hora de comunicar. Todo esto les será muy útil en el futuro, con trabajos a distancia donde las pantallas serán parte de su día a día.

Durante cuatro meses he dado un curso al respecto de esto -estar delante de una cámara y saber comunicarse desde su yo más personal-, en este mismo colegio donde mis alumnos también se ponían delante de cámara muy naturales. Y no sabéis lo que lo valoro, y me asombra para bien.

Cuando llegué a mi universidad de periodismo, yo era una adolescente y ponerme delante de una cámara me imponía, ahora me encanta. Pero ha sido un proceso evolutivo de mi persona. A la edad de ellos no sabía ni lo que era ponerse delante de una cámara. En mi época solo te hacían fotos con una réflex, y con su carrete Kodak. Y había que llevarlas a revelar. Si estaban centradas era una suerte. Pronto vinieron la cámaras compactas que hacían vídeos y fotos, pero no le dábamos el uso que ahora le damos, las redes sociales también nos animan a ello.

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Esta dichosa pandemia ha dado una buenísima oportunidad a los niños y niñas a expresarse delante de una lente. Esa frescura no la pueden perder, ni deben olvidarse de ella. Animo a los padres y madres para que sigan practicando con ellos de vez en cuando porque es beneficioso para ellos.

Enhorabuena de verdad a todas las niñas y niños de todos los colegios de Menorca porque lo estáis haciendo fenomenal. Con este abrazo escrito me despido hasta octubre.

Crezcan ante las adversidades. Tener un ‘verano bonito’ depende de su actitud. Recuerden que somos una sociedad y estamos para ayudarnos.