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He mandado a mis amigos la reclasificación de las edades de la humanidad, según la OMS, y me han dicho: «¡Fantástico; estamos en la mitad!» La reclasificación es curiosa: 1, menores: de 0 a 17 años; 2, jóvenes: de 18 a 65 años; 3, edad media: de 66 a 79 años; 4, ancianos: de 80 a 99 años; 5, mayores de larga vida: más de 100 años. Lo más curioso es que en 1875 se definía a los ancianos como individuos de 50 años. Y ahora los de 100 años son «mayores de larga vida» Menos mal que no son «mayores con reparos» que era lo que ponía la clasificación de las películas en los años 50 del siglo pasado, porque de ser así habríamos tenido que esperar cien años para ver «La gata sobre el tejado de zinc caliente» y otras películas de Hollywood que además se exhibían censuradas. La nueva evaluación de la edad según la OMS se basa en la evolución de la calidad de los alimentos, las actividades físicas y el consecuente aumento de la esperanza de vida de las personas. Todo esto contrasta con el estrés de la vida moderna, que según dicen hace que algunos jóvenes de 30 años se sientan viejos y agotados.

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Y contrasta mucho con mis recuerdos. Yo no conocí a mis abuelos, murieron en vísperas de la Guerra Civil cuando tenían unos 60 años. He visto sus fotografías, amarillentas por el paso del tiempo, y desde luego no tenían aspecto de jovencitos, que es lo que dice la clasificación de la OMS; jóvenes, de 18 a 60 años. Conocí, eso sí, a mis abuelas; por lo visto, entonces al menos, las mujeres vivían más, pues ambas llegaron a los 77 años. Edad media; ni siquiera llegaban a viejas. Y sin embargo vestían ambas de negro, se tocaban con un pañuelo negro a la hora de salir a la calle y no se tiñeron nunca el pelo. Tampoco tenían aspecto de mujeres de mediana edad; seguro que las centenarias de hoy en día parecen mucho más jóvenes de lo que aparentaban ellas. Y es que además de los alimentos y las medicinas, la llamada ‘sociedad del bienestar’ actual ha favorecido la longevidad con las costumbres; yo puedo ser un abuelo yeyé, incluso con un poco de suerte un bisabuelo yeyé. Se trata de que no deje de hacer deporte, que siga ilusionándome siempre con nuevos proyectos creativos y que me respeten las enfermedades. Por lo demás puedo llevar la misma ropa que los jóvenes, puesto que los jóvenes pueden tener hasta 60 años. Nada de zapatillas grises, pantalón gris, chaquetilla de lana gris y gorra plana gris, porque las apariencias engañan y porque, como dijo Obama, sí se puede.