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Los soldados que venían destinados a la Mola durante los años cincuenta llamaban polacos a los menorquines porque no entendían nuestra lengua, que desde tiempos ancestrales algunos han creído equivocadamente un dialecto del castellano. Pero los menorquines no éramos polacos. No lo hemos sido nunca. Otros forasteros suelen decir: «no me hables en chino», o bien «háblame en cristiano».

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Lo que pasa es que nuestra lengua no es usada comercialmente fuera de nuestro ámbito lingüístico y entonces no es una herramienta útil para mercadear fuera de las Islas o de Catalunya. Pero eso mismo ocurre con otras lenguas, a lo mejor incluso con el polaco, y desde luego con el chino, que por cierto no es una lengua. La lengua estándar en China es el mandarín, con el que conviven un gran grupo de lenguas y dialectos diseminados por toda China. De modo que el chino es en realidad un conjunto de lenguas de la misma familia, que son tan diferentes entre ellas como pueda serlo el castellano y el alemán. Los chinos, igual que ocurre con los catalanes, gallegos y vascos, hablan más de una lengua: la suya propia y el mandarín. Con el mandarín conviven lenguas muy importantes como el wu, el taiwanés o el cantonés entre otras muchas. El wu es la segunda lengua más hablada en China y tiene ochenta millones de hablantes. El wu y el mandarín no son mutuamente inteligibles, como tampoco lo son el euskera y el catalán, pongamos por caso. Y además el wu tiene variantes, como las tiene el catalán sin ir más lejos. La política del gobierno chino tiende a consolidar el mandarín como única lengua hablada en todas partes, llegando hasta el punto de propugnar eslóganes del tipo «Hablad en mandarín y sed personas civilizadas». ¿Qué ocurre, pues, cuando un soldado o un chino vienen a nuestra tierra? Pues que piensa que para ser una ‘persona civilizada’ tiene que hablar en castellano, y que cuando se encuentra con un isleño cree que está ante un polaco cuando menos.

Pero seguimos sin ser polacos, tampoco somos chinos y la mayoría somos cristianos. El pez gordo siempre se come al chico, aunque algunos peces pequeños salen más peleones. El chino mandarín se come a todas las lenguas de China, como ocurrió en Francia con el francés y tiende a ocurrir en España con el castellano (o español). Un chino le dijo una vez a mi mujer que no la entendía, le dijo: «no enfade señolita polque epañol tiene muchas letlas». Efectivamente, tiene 27; pero el chino mandarín tiene más de 56.000 caracteres.