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Cuando le digo a mi amigo que aún no me han llamado para lo de las vacunas de la covid, me contesta que no me preocupe, que ya me llamarán, y añade: «Lo que pasa es que tienen mucho hilo a torcer». Claro, «tenen molt de fil a tòrcer», es decir, están muy liados. Mi amigo habla un castellano curioso. Suele decir: «Estás bien, tú, para soplar al caldo» (estàs bé tu per bufar a n’es brou). Porque ya se sabe que en todas partes cuecen habas. Es muy ahorrador y suele hacerse el pobre, no sea que le vayan a pegar un sablazo, por eso también dice, a poco que se tercie: «No tengo los dos para hacer cantar a una lechuza». Esto es: «No tenc es dos per fer cantar una òliba», fingiendo que está a dos velas, sin un céntimo a su nombre. Nunca se le puede pedir un favor, porque argumenta que con su trabajo «ya tengo suficiente pan cortado», por «tengo un buen hueso que roer» –tenc prou pa tallat. Tiene un hijo que le da muchos disgustos porque es «de las cortaduras de Judas» –de ses talladures de Judes-, es decir: de los retazos que quedaron cuando se fabricó a Judas, el apóstol que traicionó a Jesucristo. El hijo, de hecho, «le roba la carne y la sangre» –li roba la carn i la sang-, y si le mandas hacer algo «no lo hace ni a barradas» –no ho fa ni a barrades. Además, es caprichoso por naturaleza, es «como el asno de Mora, que de todo lo que ve se enamora» –com s’ase d’en Mora, que de tot lo que veu s’enimora. «¡Buen baile tenemos, con mi hijo!», suele decirme mi amigo –tenim un bon ball, amb ell! Mi amigo piensa a veces que poner al hijo interno en un colegio de Jesuitas a lo mejor le haría bien; sería «como poner aceite a una luz» –posar oli a un llum. Pero le da miedo ir a un colegio de curas. «¿Miedo?» dice amigo, «¿De los curas?» «¡Miedo de las cucas de Manacor!», por: Por de les cuques de Manacor!

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Pero el hijo de mi amigo es un atleta. En eso «les hace dar diez vueltas» a sus compañeros –elsi fa donar deu voltes. Quien quiera medirse con él, antes que ganarle «va a hacer los tres culos» –farà es tres culs. Es decir: morirá en el empeño. Será «perder el tiempo y la semilla» –perdre es temps i sa llavor. Ahora que lo cierto es que por probar nada se pierde, puesto que «todas las dejadas son perdidas» –totes ses deixades són perdudes- y «el no ya lo tenemos, ahora vamos a por el sí». Es no ja el trenim ara anam a per es si! A veces el hijo hace botellón, y agarra un buen tomate –tomàtiga- y aún te dice el nombre del cerdo –es nom del porc.