TW

Hoy te escribo desde el Camino de Santiago. Concretamente desde su variante del Camino de Invierno, uno de los menos conocidos y frecuentados, que empieza en Ponferrada. Hoy comparto estas líneas con la mente fresca, los dedos rápidos y las piernas cargadas ya que de los casi 260 kilómetros de la ruta han caído unos 125. Y pesan, vaya si pesan.

Te escribo mientras cumplo un sueño o un objetivo de vida, el de ser capaz de encontrar dos semanas de vacaciones y tener el valor de dedicarlas a caminar unos 25 kilómetros al día, dejado unas cuantas jornadas a bien celebrar la llegada a Santiago bebiendo, brindando y comiendo.

«¿Por qué haces el Camino?», es una de las preguntas que más me han hecho en las últimas semanas la poca gente con la que he compartido mis intenciones. Imagino que ellos, al igual que tú, esperan una respuesta mística, una motivación religiosa o un empuje del tipo reto personal. La verdad es que perderme 10 días sin más objetivo que el de caminar, conectar y disfrutar de la naturaleza, y conocer de primera mano la hospitalidad para con el peregrino, podrían valer como respuestas correctas.

Noticias relacionadas

Hay quien llega al Camino buscando respuestas, teniendo preguntas, cumpliendo promesas o siguiendo tradiciones. Yo lo hago porque, por ejemplo, me encanta el silencio. Me permite pensar en muchas cosas que el mundanal ruido que nos rodea y nos atormenta en el día a día, quizás no nos deja. No me he fijado ningún objetivo más allá de disfrutar, sufrir, beber y comer. Y cantar muy fuerte cuando esté agotado.

Esta variante del Camino no es tan popular como otras, tiene menos servicios, peregrinos y a la vez, facilidades, pero te ofrece una visión aterradora ya que vas cruzando pueblos vacíos o prácticamente vacíos que te invita a pensar en cómo ha cambiado la vida. Pueblos en los que no vivirá nadie dentro de 15 años y que después se perderán en el olvido.

Llevo desde los 12 años queriendo vivir esta experiencia y ahora me embarga una sensación de felicidad indescriptible. Cada vez tengo más claro que tener una lista de deseos, objetivos o cosas que quieres hacer sirve para motivarte y luchar por conseguirlo. Así la vida cobra más sentido y las dificultades se vuelven menos complicadas. Buen Camino.

dgelabertpetrus@gmail.com